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Sevilla

El mausoleo de Pepe Díaz perdido por Sevilla

Pepe Díaz fue una de las más singulares figuras humanas, sindicales y políticas básicas de nuestra historia

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  • Mausoleo -

El nombre de Pepe Díaz, como dirigente obrero sevillano durante el primer tercio del pasado siglo XX, sus actuaciones como secretario general del PCE durante la República y la Guerra de España, su exilio en la URSS, permanecen casi en el olvido para las actuales generaciones. Sin embargo, Pepe Díaz fue una de las más singulares figuras humanas, sindicales y políticas básicas de nuestra reciente historia. Podría justificarse el desconocimiento en la derrota del comunismo en España y en la posterior historia contada por los vencedores. Y no es verdad. Han sido     precisamente los historiadores vinculados al  régimen anterior, los que han aportado más datos sobre su comportamiento, subrayando la ejemplaridad de su único enfrentamiento a los hombres de Moscú, cuando defendió a Francisco largo Caballero. Las aportaciones históricas abiertamente antifranquistas han infravalorado la figura de Pepe Díaz, junto con las realidades sociopolíticas sevillanas del período republicano. De manera que siendo Sevilla el bastión del comunismo español, la base de su reorganización a partir de 1927 con la incorporación de Pepe Díaz y una decena de  ex anarquistas, la sede de la primera Semana Roja de España, el foco más conflictivo del país, queda en segundo plano cuando no sacrificada en el altar de la ingratitud.

Sevilla tiene que ser respetuosa con sus hijos. Sevilla tiene que ofrecerle a Pepe Díaz, por lo menos, lo mismo que le ofreció la Unión Soviética... En Canal Sur Televisión, se pudo ver una breve película del entierro de Pepe Díaz en Tbilisi, documento excepcional, felizmente rescatado, que demuestra el respeto y admiración que las autoridades soviéticas y el pueblo georgiano tenían por el sindicalista y político español nacido en Sevilla.

En octubre de 1984 presenté al Gobierno socialista del Ayuntamiento sevillano la propuesta, razonada y documentada, en favor de que se rotulara una calle de la ciudad con el nombre de José Díaz Ramos, lo que se hizo años después. Varios años antes, un buque de transporte soviético atracó en el muelle de Las Delicias, para descargar maderas y cargar arroz. Se llamaba "José Díaz". En 1960, casi veinte años después de su muerte, las autoridades de Tbilisi le dedicaron un mausoleo magnífico.

Quedan otros nombres en espera de ser reconocidos en el callejero. Son: Saturnino  Barneto Atienza, ex anarquista, comunista, dirigente portuario, primer español muerto en el exilio soviético, hombre ejemplar y entregado a la defensa de los obreros. José Manuel de Puelles de los Santos, médico, republicano, asesinado en 1936 por ser presidente de la Diputación. Antonio Ariza Camacho, médico, ex concejal republicano, asesinado en 1936. En noviembre de 1985, el Ayuntamiento aprobó dedicar un monumento a todos los que dieron su vida por España. Huelga decir que tanto las calles como el monumento siguen pendientes después de tantos años.

La vida de Pepe Díaz tiene varias etapas bien definidas. La primera comienza a los once años de edad, cuando empezó a trabajar como aprendiz de panadería y vive en propia carne la injusta situación obrera. No olvidemos que más de dos tercios de la población de Sevilla eran obrera y residía en corrales de vecinos y suburbios. la segunda, en 1914, con diecinueve años, cuando se afilia al sindicato panadero anarquista "La Aurora", donde destaca por su carisma y alcanza, en sólo tres años, un puesto en el Comité Provincial de la CNT. Luego hay una etapa de diez años, hasta la primavera de 1927, en la que Pepe Díaz se convierte en dirigente indiscutible del anarquismo sevillano, sufriendo cárcel y persecuciones. Ese mismo año, los agentes del GPU y del Komintern lo atraen al PCE, junto a una decena de compañeros que sería la savia anarquista que reorganizó el partido y convirtió a Sevilla en bastión del comunismo español. En 1932 fue elegido por Moscú secretario general del PCE. Desde entonces, hasta su muerte, el día 20 de marzo de 1942, Pepe Díaz consagró su vida al servicio del partido, con absoluta lealtad a la Internacional Comunista y a Stalin.

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