Un estudio de la Universidad de Granada ha concluido que no existen suficientes evidencias científicas para relacionar la ingesta de edulcorantes sin calorías con un incremento del apetito, la necesidad de comer a corto plazo o el riesgo de padecer cáncer o diabetes.
El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada Ángel Gil ha realizado el estudio, publicado en la revista científica "Advances in Nutrition", en el que ha revisado las investigaciones anteriores sobre los efectos de la ingesta de edulcorantes no calóricos.
Los edulcorantes no calóricos pueden sustituir a los azúcares porque mimetizan su sabor dulce, pero tienen un nulo o escaso impacto sobre la ingesta energética diaria y, frecuentemente, son más dulces que la sacarosa.
"Todos los edulcorantes aprobados en la Unión Europea son seguros y su impacto en la microbiota es despreciable, siempre que la ingesta diaria sea inferior a la admisible", ha apuntado en un comunicado Gil, que ha recalcado que los edulcorantes bajos en calorías parecen tener efectos beneficiosos al comportarse como auténticos prebióticos.
El principal objetivo de esta revisión de estudios ha sido analizar de manera crítica las evidencias que apoyan los efectos de los edulcorantes no nutritivos, los sintéticos -como aspartamo o sacarosa-, los naturales -taumina o glucósidos del esteviol-, y los nutritivos bajos en calorías, como los polioles o alcoholes del azúcar, en la composición de la microbiota en el intestino humano.
Entre los principales hallazgos se ha podido ver que entre los edulcorantes no nutritivos y no calóricos, únicamente la sacarina y la sucralosa dan lugar a cambios significativos en la microbiota, aunque se desconoce su impacto sobre la salud humana.
Gil ha detallado que otros edulcorantes no se absorben o lo hacen pobremente y se comportan como verdaderos prebióticos, por lo que pueden alcanzar al intestino y aumentar el número de bifidobacterias tanto en animales como en los humanos.
"El uso de los edulcorantes, que pasan estrictos controles por parte de organismos internacionales, es seguro dentro de los niveles de la Ingesta Diaria Admisible", ha concluido el catedrático, cuya revisión descarta que el uso de edulcorantes se pueda relacionar con el aumento del apetito, la necesidad de comer en cortos periodos de tiempo o la incidencia de enfermedades como el cáncer o la diabetes.