El Espacio de Doñana corre un riesgo demasiado extenso, profundo y duradero para no alarmarse. La desecación del espacio físico, no tan lejana si no se pone coto, supone un riesgo cierto no sólo para él. Están en grave peligro el suroeste de la península ibérica, pues la desecación afectaría a toda esa amplia zona por la falta de humedad, lo que muchos en su irracional egoísmo creen una ventaja para ellos, en realidad será su ruina, asociada como está a la del Parque Nacional y no sólo en territorio español, de ahí la necesidad imperiosa de impedir que se siga abusando de los acuíferos para aumentar la superficie cultivada. El acuífero Niebla-Posadas, el más grande de la península está íntimamente ligado con las aguas de la mitad de Andalucía Badajoz, Algarve y Alentejo.
La sobreexplotación de los acuíferos que afectan al Parque y Pre-parque muy fácilmente puede provocar su hundimiento de lo que a su vez sobreviene la fusión de los tres, actualmente sujetos entre sí en auto-equilibrio. Como el agua del central es salada, al unirse los tres quedaría salinizada y por tanto inhábil para el cultivo durante cientos, quizá miles de años. Toda una hecatombe pues los seres humanos necesitan el aire y el agua para subsistir; lo sobrevuelan más de trescientas especies de aves en su viaje desde el norte de Europa al sur de África y vuelta cada año. Su muerte sería una tragedia sin parangón, por el problema de salud creado por miles de animales muertos, directamente, o por falta de alimento y de agua y los miles de contagios de las enfermedades contraídas y epidemias como el botulismo, peligros todos que también alcanzarían a la especie humana.
Aquí no es procedente el dilema tan aireado por los enemigos de Doñana, de si es más importante el ser humano o si son “los pajaritos”, porque el ser humano no podría vivir sin la naturaleza. En cambio las enfermedades se distribuirán a lo largo de dos continentes con riesgo de su difusión mundial. España y Europa no pueden permitirse semejante catástrofe, aunque a los señores Feijóo y Moreno Bonilla parezca no preocuparles ni remotamente.