Una prueba, otra más, irrefutable de la responsabilidad directa de la actividad de Atlantic Copper y sus emisiones en la contaminación atmosférica de la capital onubense y su entorno.
El pasado 5 de septiembre la fundición de cobre situada en la Avenida Francisco Montenegro inició una parada en su producción. Según describió la empresa, durante el periodo de parón, que se prolongará hasta principios de noviembre y en el que se han invertido unos 22 millones de euros, se renovará en su totalidad el horno flash, habrá cambios en el sistema de refrigeración y aislamiento y una revisión de todas las plantas.
Es una de las paradas técnicas más duraderas de Atlantic Copper en los últimos nueve años en Huelva. Y la ciudad lo está agradeciendo. Porque desde que comenzó, no hay dióxido de azufre (SO2) directo de la actividad industrial que impacte en el aire de Huelva. Así lo corroboran los muestreos diarios que se están llevando a cabo en las 12 cabinas de medición que hay en Huelva. Los resultados, captados y analizados por la Unidad Asociada al CSIC de la UHU de Contaminación Atmosférica, reflejan “un cambio muy importante del impacto del SO2 industrial”, según Jesús Damián de la Rosa, investigador principal de la citada unidad.
Y sin dióxido de azufre, el aire de Huelva se está librando, de momento, de las partículas que lo acompañan y que repercuten directamente en la salud de los ciudadanos, tales como el arsénico, el bismuto, el selenio, el cobre y/0 el zinc.
Como recordó De la Rosa a Viva Huelva, el análisis y medición de los penachos industriales basa su filosofía en “buscar nuevas metodologías para conocer qué respira la ciudadanía y salvaguardar el derecho del ciudadano a que conozca lo que respira”.
Los datos desglosados de estas mediciones se pueden consultar en uhuaerosol.blogspot.com.es, donde se detalla cómo han sido las emisiones de SO2 de enero a septiembre de este año: “Salvo en septiembre, la tendencia de impacto ha sido similar a año anteriores”, resume el investigador. Los días de impacto, que fueron actualizados este martes, reflejan la siguientes conclusiones sobre la presencia de SO2 en el entorno de la ría de Huelva. En el campus de la UHU en La Rábida, el dióxido de azufre ha hecho acto de presencia el 39,6% de los días de este año, un total de 107; en Los Rosales, apareció 115 días, el 42% del total; en Pozo Dulce y Matadero, el SO2 tomó el aire 92 días, el 34%; en el campus de El Carmen de la UHU, fueron 94 días con penacho de dióxido de azufre, 30%; y en Marismas del Titán, el 22% de los días de los primeros nueve meses de este año, un total de 60.
Otro aspecto llamativo sobre el resultado de las mediciones aparece en los gráficos de evolución de impactos mes a mes de este año. Cogiendo como referencia los muestreos llevados a cabo en el barrio de Los Rosales, se llega a la conclusión de la relación directa entre la parada de producción de Atlantic Copper y el respiro del aire en Huelva. De esta manera, se observa que en marzo y abril la mitad de los días apareció el dióxido de azufre; que en mayo se aproximó a los 20 días, que en junio fueron 15 días, en julio 23, en agosto 16, y en septiembre 5. Los cinco primeros días del mes, cuando Atlantic Copper aún no había parado. Desde la parada, ni en esa estación de medición ni en las restantes estaciones de la Red de Calidad del Aire de la Junta de Andalucía en Huelva y su entorno se ha detectado dióxido de azufre.
“Suponemos que la parada servirá para una puesta a punto que minimice al máximo el impacto de las emisiones de SO2. Veremos si la parada ha sido positiva en ese sentido”, dice De la Rosa, que concluye asegurando que una vez que Atlantic Copper retome la actividad su unidad seguirá vigia a las emisiones y “comprobaremos en qué medida la parada ha servido para llevar a cabo mejoras medioambientales”.