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Escrito en el metro

Buitre bueno

El buitre ha tenido mala prensa, culpándolo de atrocidades que nunca cometieron

Publicado: 23/09/2019 ·
19:31
· Actualizado: 23/09/2019 · 19:34
  • Buitres en El Chorro. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Mientras paseo por ese lugar mágico que es El Chorro, advierto que en el cielo, por encima del peñón de La Encantada, sobrevuela una bandada de buitres con aleteos cadenciosos, elegantes, elevándose en espirales perfectas. Desde pequeño he sentido ternura por estas aves, tal vez por haberlas conocido de muy cerca o por El Libro de la selva de Disney queme hizo sentir especial simpatía por estas desgarbadas rapaces. Aquellos cuatro zopilotes, con hechuras de Beatles, eran geniales, y muy en especial el mayor del grupo apodado ‘Despeinao’, un auténtico Séneca andaluz. La canción ‘para eso están los amigos’,con la que acogen a Mowgli,  ayudó aún más a profundizar en un sentimiento de estima.

El buitre ha tenido mala prensa, culpándolo de atrocidades que nunca cometieron. Hace años se publicó un extraordinario monográfico sobre los Parques Naturales de Andalucía que cerraba con una sorprendente viñeta realizada por el ingenioso Forges. Se trataba de un buitre que reivindicaba su importante papel en la Naturaleza como reciclador de la materia orgánica. Toda una alegoría que cobra más fuerza en la actualidad.

Cada vez que leo, oigo o veo una noticia en donde a una banda de depravados usureros se les llama fondos buitres, me enojo. Es obvio que requerimos de metáforas o símiles para entender determinadas actitudes, sino en que quedarían las moralejas de las fábulas de Esopo. Pero esas analogías cuando parten de fundamentos falsos, en especial con imágenes de animales o plantas, hacen demasiado daño, hasta el punto de poner en peligro de extinción a esas especies. Las supuestas malas yerbas, los desgarradores lobos, la rareza de las ranas, la inquietante nocturnidad de los murciélagos o la carroñaría de los buitres son buenos ejemplos del daño de esos símiles. Seamos cuerdos y llamemos a las cosas por su nombre, y así si un representante público es un bandido  no digamos que nos ha salido rana sino que es un bandido, y si un fondo de inversiones se nutre sin vergüenza de la pobreza no le llamemos fondos buitres sino por su nombre, fondos de usura.

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