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Cotillas

El rey Juan Carlos I sonríe tras pasar toda la mañana navegando en el 'Bribón'

Este miércoles el emérito I aterrizaba en Vigo tras un año sin pisar suelo español

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  • Juan Carlos I. -

Este miércoles el Rey Juan Carlos I aterrizaba en Vigo tras un año sin pisar suelo español. Allí le esperaba su amigo Pedro Campos, que le abrazaba y le llevaba hasta su domicilio para disfrutar de una comida entre conocidos, donde saboreando al máximo una mariscada. Hoy, el emérito se ha dejado ver por el Club Náutico de Sanxenxo disfrutando del mar.

Tras pasar toda la mañana navegando y disfrutando del 'Bribón', el Rey Juan Carlos llegaba al puerto de Sanxenxo y esperaba a que los miembros de la tripulación y su hombre de confianza tuvieran todo controlado para bajarse y pisar de nuevo tierra. Dos personas le han ayudado a levantarse del asiento y a salir de la embarcación, hasta que por fin ha llegado hasta su escolta que le ha entregado su bastón para que pudiera caminar con más soltura y seguridad.

Si hay algo que ha llamado la atención esta segunda visita de Don Juan Carlos I a España tras su 'huída' a Abu Dabi ha sido la pérdida de peso que ha sufrido durante este año. Han sido pocas las ocasiones que le hemos podido ver ante las cámaras: el funeral de la Reina Isabel II y en el último adiós a su cuñado, el Rey Constantino de Grecia... pero no ha sido hasta ahora cuando se ha hecho más notable su delgadez.

En cuanto a su movilidad, son muchos los años que el emérito sufre limitaciones, pero lo cierto es que este miércoles cuando bajaba del avión privado que aterrizaba en el aeropuerto de Vigo le veíamos mucho más ágil que en otras ocasiones, por lo que parece que se mantiene en forma en Emiratos Árabes.

El Rey Juan Carlos ha ido directamente al coche de su gran amigo Pedro Campos, haciendo una parada antes en los aseos del puerto, para regresar a su domicilio y descansar tras vivir una de las mañanas más ajetreadas en los últimos meses. Una vez en tierra, Don Juan Carlos charlaba con unos compañeros mientras que los allí presentes le pedían que saludase. Con ayuda de su asistente se subía en el coche mientras que se despedía de la tripulación y aceptaba una pandereta que le entregaba un reportero de la televisión gallega

Más sonriente que ayer, el emérito llegaba a la casa de su íntimo saludando a los medios que estaban cubriendo la noticia, con la mano levantada y con una sonrisa de oreja a oreja.

No cabe duda de que este viaje a España le está devolviendo la alegría, esa que hace tres años perdió cuando decidió dejar todo y comenzar su nueva vida en Abu Dabi tras salir a la luz todos sus escándalos. Unos días en el que le estamos viendo disfrutar con amistades de toda la vida, pero, por el momento, sin la visita de ningún familiar.

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