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Jaén

La ciudad honra a todos sus difuntos

Los dos cementerios de Jaén, San Eufrasio y San Fernando, tienen enterrados a 62.000 personas

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  • Ayer en el cementerio de San Fernando -

Como si del ‘Don Juan Tenorio’ de José Zorrilla se tratase, ayer los panteones y nichos de los dos camposantos de Jaén, el de San Eufrasio y el de San Fernando se cubrieron de una espesa niebla que ni la pertinaz lluvia ni la visita de los jieneneses disipó en todo el día. Desde el pasado fin de semana miles de jienenses rinden culto a sus difuntos para celebrar la festividad de Todos los Santos de mañana y el día de los Fieles Difuntos, el próximo viernes.


Un año más los cementerios de la ciudad reciben la visita de quienes los añoran y rinden homenaje en estas fechas. Es la tradición que Jaén no olvida y que reúne a toda la familia en el recuerdo vivo de quienes ya no están. A pesar de ello el día de Todos los Santos es un día triste, sobre todo para aquellos que enterraron a un ser querido recientemente y para quienes se fueron antes de tiempo, antes de que los años encorvaran su firme silueta.


En los camposantos de San Eufrasio y San Fernando están sepultadas alrededor de 62.000 personas, la mitad de las que actualmente viven en la ciudad.  Mañana, día de Los Santos, sus familiares los recordarán y los honrarán y por unos días, hasta que de nuevo se marchiten, los nichos y panteones se cubirán de flores. El aspecto lúgubre se disipa con el color y el olor de las flores que los adornan. Cada rincón se convierte en una pequeña capilla a la que acuden familiares y amigos para rezar a sus seres queridos y el murmullo de las oraciones trasciende al silencio, que reina durante 360 días al año, cuando sólo los más afligidos acuden a los camposantos.



Y como viene siendo habitual en los últimos años desde que se inaugurara el 1 de noviembre de 2007 el monumento en honor a las casi 2.000 víctimas del franquismo, un acto recordará a aquellos que murieron durante los años de represión. Será en el cementerio de San Eufrasio, que el año que viene debería cerrar sus puertas, aunque la inmensa mayoría de familiares aún no han trasladado los restos de sus difuntos.

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