El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien reclamó al Ejecutivo la recuperación de este impuesto antes de concluir la legislatura, se mostró escéptico ante la posibilidad de que alguna comunidad renuncie a su dinero.
Si algún gobierno popular rechaza el nuevo gravamen tendrá que explicar por qué “no quieren cobrar un poco más de dinero a las grandes rentas para salvar a los profesores interinos o a los servicios sanitarios”.
Pero el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, dejó clara su oposición al impuesto al estimar que “castiga al que ahorra y premia al que no ahorra”. Rajoy denunció además que “no tiene ningún sentido” que “los mismos” que lo quitaron, los socialistas, quieran ahora recuperarlo “porque estamos en campaña”.
En la misma línea se manifestó el presidente valenciano, Alberto Fabra, quien garantizó que, si un cambio en la ley estatal no se lo impide, su comunidad seguirá sin recaudar el impuesto de patrimonio para las rentas más altas y aseguró que si es posible “bonificará al máximo” este tributo. También rechazó este impuesto el balear José Ramón Bauzá, para quien recuperarlo es una decisión “exclusivamente electoralista”.
En el lado opuesto se sitúa el Gobierno extremeño. Su presidente, José Antonio Monago, avanzó la semana pasada su intención de pedir al Ejecutivo central la reactivación del impuesto.
Tampoco se ha opuesto de plano el Gobierno gallego, aunque su consejera de Hacienda, Marta Fernández Currás, avanzó que si se restablece tendría que “mejorarse técnicamente”.
El Gobierno cántabro tampoco quiso adelantar una posición, mientras que el consejero de Economía de Aragón, Francisco Bono, tachó el impuesto de “injusto técnicamente” porque supone una doble imposición.
Ninguna crítica ha recibido desde Andalucía, cuyo presidente, el socialista José Antonio Griñán, ve “muy bien” que se recupere el impuesto “si va en la dirección” de gravar a los ricos.