Todavía no existe una legislación sobre patinetes y ya pueden entrar en el metro incluso en horas punta, incluso cuando en el metro todos se apretujan porque no cabe ni uno más. Todos los abusos son reprobables. Y enmendables. Y este es uno de ellos. Un patinete ocupa un espacio similar al de una persona, una bicicleta ocupa más espacio que tres. No es lógico priorizar a quien monta un vehículo sobre quien sólo usa sus piernas, pero se están priorizando ambos elementos. Por una parte por otorgarles mayor libertad de circulación, porque cuentan con el mismo espacio físico que los caminantes más el carril propio y en los lugares “compartidos” como el eje calle San Fernando-Avenida de la Constitución, ni ciclistas ni patinetes respetan la prioridad peatonal. Por regla general unos y otros se han tomado la calle como propia y hasta cuando hay carril circulan libremente fuera de él, actitud tan poco consecuente como los zig-zag con que nos obsequian en atención a sus carreras, que si llevaran velocímetro podrían ser valoraradas y rechazadas consecuentemente.
Pero no sólo incumplen una norma, porque como “pueden”, es decir se les ha dado la posibilidad de circular por las aceras, se han apropiado el “derecho” a ocuparlas aunque tengan menos de un metro y a salirse del carril bici cuando se les antoja para acortar camino. Pero como carecen de elementos identificativos, esto es, matrícula, siempre se escapan en las trifulcas ya habidas en varios -demasiados- momentos porque encima reclaman prioridad incluso en los pasos de cebra marcados y señalados sobre el carril y en lugares con preferencia al peatón como el eje citado en el anterior párrafo.
La convivencia exige respeto. Y las carreras de uno y otro vehículo podrían caber en circuitos, pero no en medio de la calle, que no es solamente de los conductores de estos vehículos, o no debe serlo.
Urge, por tanto, una legislación que acabe con las carreras e impida su circulación sorteando personas, que a alguna “le toca” cuando menos lo espera. Que acortar camino es un aliciente para la velocidad, y un riesgo cierto para quien simplemente camina.