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Efectos secundarios

La pandemia ha dejado más efectos secundarios en el trato con la administración que en la salud mínima. En principio sirvió de pretexto para sacar...

Publicado: 29/11/2022 ·
11:22
· Actualizado: 29/11/2022 · 11:22
  • Trámites electrónicos. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

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Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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La pandemia ha dejado más efectos secundarios en el trato con la administración que en la salud mínima. En principio sirvió de pretexto para sacar a la ciudadanía de los edificios públicos. Buen pretexto que le vino muy bien a la propia administración y a los funcionarios, quienes ahora pueden trabajar sin prisas y sobre todo sin reclamaciones, que es lo más importante. Porque se ha cortado la comunicación. Ahora todo se hace por cita previa, solicitada por internet, con el poder no se puede hablar de tú a tú. Pero la cita previa es una hora sólo aproximada, que tiene que ser refrendada en el organismo correspondiente con otra cita lo que obliga a guardar cola igual que antes de imponer la norma. ¿Quién ha ganado? ¿La administración en eficacia? Dos citas y dos esperas son lo contrario de eso. ¿Los funcionarios, tan tranquilos escudados tras su pantalla de plástico? La comunicación, la consulta, la ayuda al usuario que mantiene a la Administración y al funcionario con sus impuestos, no, desde luego.

Peor es en aquellas oficinas dónde hay que realizar algún trámite y luego esperar respuesta o resolución. Porque la Administración pone límites de tiempo… a los demás. Y al dejar unos canales estrictamente estrechos en sus formularios de petición previamente diseñados para peticiones especificadas expresamente, sólo es posible seguir por ellos, como cordero que va al matadero. Para el usuario no puede existir la prisa y si la tiene que sea previsor, aunque sea imposible prever cualquier requerimiento de la misma o de otra Administración, ni existe la posibilidad de conocer la situación de su expediente, ni siquiera saber cuándo estará resuelto.

El usuario sólo tiene derecho a esperar, antes, durante y después. La Administración no facilita teléfono de consulta, ni atiende reclamaciones, se limita a facilitar una dirección digital pero no facilita más información. Allá se las apañe el usuario y si no se maneja en internet o el programa falla, que estudie informática. Así de simple es, en la práctica. La Administración se ha situado por encima del bien y del mal, gracias a una pandemia que, desde el primer momento, sirvió para justificar normas que sin enfermedad habrían sido rechazadas.

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