Es bueno aprender de quien lo hace mejor, con acierto, con justicia y justeza, beneficiando a la mayoría, impidiendo la inflación. Lo contrario es lo contrario: es cuando lejos de aprender se copia por novelería brusca y bastamente. Pero ya se dice “todo se copia menos lo bonito”. En España y en Sevilla en especial no se aprende, se festejan los millones movidos por los fondos buitre, las Socimi o todo aquello capaz de generar enormes beneficios aunque el individuo festejador no se lleve un céntimo. Peor aún: le cueste una parte de sus ya mermados ingresos, porque de alguna parte tienen que salir esos enormes beneficios.
Después que en 2008 la burbuja nos salpicara en pleno rostro a todos excepto a quienes la provocaron, pequeños y grandes especuladores están inflando otra. Esta procedente de ventas y de alquileres, todo ello a unos precios desorbitados, mucho más dislocados que los de la última crisis. Los arrendadores le han cogido gusto al beneficio especulativo, sin importarles la imposibilidad de mantener ese ritmo de crecimiento de precios en ambos sectores en función tan sólo de no cobrar un céntimo menos que el vecino. A los especuladores no les preocupa el riesgo de inflación ni de perder la posibilidad de mantener sus pingües beneficios porque, en su ambición, no comprenden que la continua subida de precios es insostenible. Tan sólo les importa ganar más aunque lo pierdan todo y empiecen a proliferar suburbios de chabolas porque su ambición y los desahucios hayan prohibido a una inmensa mayoría el acceso a una vivienda.
El Ayuntamiento de Nueva York en el Estado más capitalista del mundo, ha encontrado el remedio: desde ahora allí los alquileres no son por tiempo limitado. Eso impide las subidas arbitrarias en semejanza al despropósito de un oligopolio. Si esta política de vivienda es posible dónde se decide la economía mundial ¿Cómo puede no ser posible dónde se siguen sus dictados al pie de la letra? ¿Sólo se copia lo malo, o la presión de intermediarios de pisos turísticos y la ambición de especuladores de todo tipo tienen más fuerza que el deber de cumplir la Constitución? ¿O la Constitución sólo es válida cuando coincide con los intereses económicos y logísticos de ciertos partidos?