Medio Arcos no durmió la noche del Jueves Santo para esperar a la apertura del templo de San Agustín a las dos de la madrugada, ya del Viernes, para esperar ver después de dos años la imagen más venerada, sin duda, no sólo de la ciudad sino de parte de Andalucía, lo cual se deja notar con la presencia de numerosos foráneos.
La aparición de Nuestro Padre estuvo precedida de momentos muy emotivos con la levantá de la sagrada imagen por una representación de la Policía Local, a la que así reconoce la hermandad nazarena su espíritu de entrega y colaboración social durante los momentos más difíciles de la pandemia; acto que contaría con la participación del alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, haciendo los honores como muestra de apoyo, además, de la institución municipal a las hermandades y a la Semana Santa.
Junto a la salida, momento álgido de la estación de penitencia fue la interpretación de la inolvidable plegaria de ‘Las golondrinas’, este año en el balcón de San Juan de Dios, por un entregado Manolo Zapata mostrando su lado más poético. A ello, por supuesto, se le añaden las clásicas bendiciones, en los barrios alto y bajo, con las que Cristo desea lo mejor al pueblo de una forma tan simbólica como ancestral.
La primera estampa de la ‘madrugá’ fue el paso de la Santa Mujer Verónica con su característico rostro de Cristo impreso en el velo o paño mostrando uno de los grandes enigmas en torno al martirio del Señor.
La imagen de Cristo lució este año su túnica bordada en oro -llamada en la hermandad como ‘La de cardo’- sobre su también dorado paso, con un hermoso exorno floral de ambiente claramente primaveral en honor a esta etapa del ciclo natural que simboliza el renacer de la vida. El paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, dirigido por los veteranos Juan de Dios Cañas y Antonio Aguilar, como primer y segundo capaz respectivamente, guió las andas de Cristo en un nuevo alarde de esfuerzo de los cargueros a lo largo de las doce horas que dura el itinerario.
De igual modo, destacaron sus ‘armaos’ dando tipismo, y un claro acento arcense, a la procesión.
El bello paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso, dirigido por los capataces Francisco Oñate y Jesús Vázquez, estuvo acompañado de la banda municipal de música Vicente Gómez Zarzuela con su incombustible director, Rafael Ibáñez, al frente. El acompañamiento musical se enriqueció con la presencia de la banda del Cristo de La Antigua de la vecina localidad de Espera acompañando el paso de la Santa Mujer Verónica. No obstante, por la mañana fue una agrupación de Lepe y un quinteto de Sanlúcar los que harían lo propio. En este sentido, la hermandad admite que ha tenido ciertos problemas este año para contratar bandas porque con la crisis del COVID muchas de ellas no han podido sobrevivir.
La parada tradicional a las puertas del Asilo de La Caridad y el retorno al templo de San Agustín, con decenas de personas de promesa, pusieron fin a una noche y un día inolvidables que hicieron recordar los tiempos prepandémicos.