Pasado este maremágnum de ensayos, concursos y cabalgatas; donde con vuelos de gaviotas alcanzamos la altura que el trabajo y la constancia nos brindara, viví unos de los momentos más felices de mi vida. Durante varios días creí que lo más importante era recibir el reconocimiento que se otorga a los carnavaleros por su trayectoria en esta bendita fiesta, pero aquel Antifaz que mis amigos Paco Alba y Miguel Ruiz prendieran en mi solapa en presencia de familiares y amigos, quedó mermado cuando a golpe de caja me sorprendieran aquellos míticos ‘Cargaores’, quebrando con su presencia cualquier atisbo de presunción y enmudeciendo el coliseo de las coplas, 37 años más tarde con sus sones de solemnidad ¡HA LLEGADO EL CARNAVAL! Hasta el pequeño discurso que guardaba en mi cerebro naufragó en el mar de lágrimas que zozobraran mis palabras. Embargado por los sentimientos sentí en mi pecho latidos que bajaban de cielo y sus almas gravitaban con fulgurantes destellos entre las bambalinas, haciéndome recordar los momentos más dulces que viviera junto a ellos. Solo pude decir: “Este Antifaz le corresponde al pueblo de Barbate entero, a todos mis componentes y a los buenos amigos que…”. Sin poder terminar la frase alcé los brazos y mi mirada al cielo, cuando la presencia de los ‘Cargaores’ llevando a hombro su imaginario pasó frente a mi familia y amigos, fue recibido con los honores del mejor público que reiteraron con sus palmas tan emotivos momentos, y a través de Onda Cádiz entró en las casas y corazones de todos los barbateños. Solo puedo decir ¡Gracias!
LA CABALGATA INFANTIL: Ese día me levanté temprano para ver a mis nietos ir al colegio disfrazados de carnaval. En la entrada de colegio, miraba con alegría sus encantadoras caritas, cuyas sonrisas resaltaba entre los colores de sus trajecitos. Me decía: ¿que estarán pensando sus inmaculados cerebros? Quizás su desconocimiento hace que sean tan perfectos, graciosos y sencillos. Más tarde, su informal desfile pasaba como una corriente limpia y transparente, embelleciendo y refrescando las aceras como un torrente de vida inundado nuestros corazones. Sus cuerpecillos danzaban a los sones de sus cantos como trinos de golondrinas quebrando el aire con guiñadas de sonrisa. Muchas madres jóvenes y algunos padres desfilaban junto a ellos casi con las mismas ilusiones.
Quizás ese desfile escolar fue el que me hizo recordar a Antonio Alba, Cayetano Lobón, Antonio Ríos, Paco Rivas, Juan R. Jiménez, Jesús el Malagueño, Mariano Jiménez, Manuel Ponce (Juaíco), Hnos. Narváez, Hnos Quinto y Miguel Malia, y tantos otros que lucharon por esa cantera barbateña cuyas semillas aún siguen germinando en el gran coliseo. Con el deseo de que otros aficionados tomen ese relevo generacional, aun sabiendo de las dificultades a las que hoy día nos enfrentamos. ¡Ahí lo dejo! Desde aquí pido a quienes corresponda, incluir en la Banda de Música el curso de ‘alza y púa’ y que habiliten espacios para ensayar. Expreso mi gratitud a Antonio Reyes Alba, Ramón Guirola y Antonio Lobón, por seguir experimentando carnaval con los más pequeños. ¿Quién no recuerda aquellas legiones infantiles y juveniles que acudían cada año a la conquista de los ‘ladrillos coloraos’?
