El Papa ha recordado que para Jesús es una blasfemia pensar que la discapacidad o la enfermedad es un castigo de Dios, en una audiencia celebrada en el Aula Pablo VI en presencia de unos 600 invidentes y 6.000 sordomudos.
Por ello, ha promovido "la cultura del encuentro" frente a la "cultura de la exclusión y el prejuicio" y ha invitado a liberarse del "pesimismo estéril" y abrirse a la vida "con esperanza" y ha denunciado que "el que tiene prejuicios, excluye".
En un discurso dirigido al Movimiento Apostólico de Ciegos y a la Pequeña Misión para los Sordomudos, Francisco ha afirmado que sólo el que reconoce "la propia fragilidad" y los "propios límites" puede construir "relaciones fraternas y sólidas" en la Iglesia y en la sociedad y "encontrar a Jesús".
Por eso ha subrayado que el enfermo o la persona discapacitada, "a partir de su fragilidad, su límite", puede ser testigo del encuentro con Jesús "que abre a la vida a la fe y al encuentro con los otros y con la comunidad.
En el encuentro en el que han participado también miembros de la Unión Italiana de Invidentes, el pontífice ha manifestado que Jesús quería hacer testigos a personas "marginadas, excluidas, despreciadas" porque sobre todo quería encontrarse con personas señaladas por "la enfermedad" o "la discapacidad" para "curarlas y restituirles la dignidad".
El Papa ha reflexionado sobre lo que significa encontrarse con Jesús y ha explicado que "sólo quien lo conoce de verdad, se convierte en un testigo".