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Sevilla

Pablo Aguado corta la única oreja de una tarde interminable en Sevilla

El novillero cortó la única oreja de la tarde de este jueves, dentro de un espectáculo interminable, en el que Rafael Serna y Alfonso Cadaval se fueron de vacío

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  • Pablo Aguado -

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro novillos de Alejandro Talavante y dos -el sobrero que hizo tercero y el sexto titular- de Rocío de la Cámara. El primero, soso y flojo, brindó pocas opciones; en el segundo pesó más la mansedumbre que la nobleza de su pitón derecho; el tercero, noble, no tuvo recorrido; el cuarto, con teclas que tocar, se acabó dejando. Nulo el quinto y muy deslucido el sexto.

Pablo Aguado, ovación tras aviso y oreja tras aviso

Rafael Serna, ovación y saludos por su cuenta

Alfonso Cadaval, palmas tras aviso y silencio

En cuadrillas, saludó Miguel Ángel Odero tras banderillear al cuarto.

La plaza registró dos tercios de entrada en tarde espléndida.

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EXCESIVO METRAJE

 

La novillada de abono celebrada esta tarde en la plaza de la Maestranza no ha respondido a la expectación levantada. Sólo Pablo Aguado logró puntuar en un festejo de excesivo metraje en el que tampoco llegó a convencer la novillada que había embarcado Talavante.

Aguado sorteó en primer lugar un jabonero soso y de escasas fuerzas al que enjaretó una faena larga en el metraje que no pudo ir a más por la falta de fondo de su enemigo.

Con el cuarto, logró interesar y gustar al público en el final de un largo trasteo que remató relajado, especialmente en una serie de naturales dichos de uno en uno y de frente que validaron la oreja que cortó.

Serna no había logrado levantar el hilo de la tarde con un segundo de fondo noble pero condición mansa que brindó sus mejores arrancadas por el lado derecho.

Con el quinto volvió a echar toda la carne en el asador pero la nula condición de su enemigo impidió cualquier brillo en la faena.

Cadaval, que se presentaba en Sevilla como novillero con picadores, lidió en primer lugar un sobrero de Rocío de la Cámara de buena condición en el que mostró tanta entrega cómo falta de experiencia.

Con el sexto, manso y peligroso, volvió a mostrarse voluntarioso sin más.

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