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Sevilla

Octogenario condenado por matar al yerno cumplirá la pena de 22 años en Palma

El hombre de 88 años condenado por la Audiencia de Sevilla a 22 años y medio de cárcel por matar a su yerno de un disparo y por intentarlo contra su hija cumplirá la mayor parte de la pena en una residencia de Palma de Mallorca, donde estará vigilado

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El hombre de 88 años condenado por la Audiencia de Sevilla a 22 años y medio de cárcel por matar a su yerno de un disparo y por intentarlo contra su hija cumplirá la mayor parte de la pena en una residencia de Palma de Mallorca, donde estará vigilado.

El condenado, Manuel Polinario Díaz, de 88 años, estará durante unos meses en la prisión de Sevilla hasta que se le traslade a Palma de Mallorca, donde seguirá vigilado por el método que fije Instituciones Penitenciarias, según han informado a Efe fuentes judiciales.

La decisión se ha adoptado con el consentimiento de la familia del anciano, al que un jurado popular consideró por unanimidad culpable de matar a su yerno y de intentar disparar contra su hija el 26 de septiembre de 2013 cuando ambos salían de un centro de salud de Casariche (Sevilla).

La Audiencia le ha condenado a 18 años de prisión por un asesinato y a cuatro años más por otro asesinato en grado de tentativa, y se le impone por este delito la privación del derecho a residir en Casariche, o acudir a dicha localidad, durante diez años.

Además, se le condena a seis meses de prisión por quebrantar la orden de alejamiento dictada tres meses antes respecto a su hija, a la que, según dijo el anciano en el juicio, fue la que en realidad quiso matar.

Respecto a responsabilidad civil, la sentencia establece que el condenado indemnizará a su hija en 126.160,25 euros y a sus dos nietos en 10.513,35 euros a cada uno.

La Audiencia considera probado que el octogenario, que necesita una silla de ruedas, mató a su yerno cuando tenía 69 años de un disparo realizado a menos de un metro de distancia, tras espetarle "mira hacia acá, hijo de puta" y sin que la víctima pudiera reaccionar ni defenderse.

El condenado, que el día del asesinato no necesitaba silla de ruedas, se desplazó hasta el centro de salud ocultando en un carrito de la compra la escopeta de caza, para la que tenía licencia, precisa la sentencia.

El acusado intentó también matar a su hija, lo que no logró porque no le dio tiempo a cargar la escopeta y pese a los cartuchos que portaba, según la sentencia.

La pena impuesta al condenado es la misma que pidió la Fiscalía en el juicio, petición a la que se adhirieron tanto la defensa como la acusación particular.

El juicio por este asesinato se celebró entre los días 18 y 20 de mayo, y el jurado popular emitió el veredicto de culpabilidad el mismo día 20.

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