La planta de la multinacional Coca-Cola en la localidad sevillana de La Rinconada cumple 25 años y en su efeméride ha contado con el respaldo del presidente de la Junta, Juanma Moreno, y una amplia representación institucional y empresarial, en la apuesta por la innovación y sostenibilidad de una fábrica que, además de ser la mayor de la compañía en Europa, es referente en la reducción de impacto ambiental, con un sistema pionero para optimizar procesos y reducir el consumo de agua.
“Nos enorgullece ser parte de la riqueza de Andalucía y ser referentes”, decía el director general de Coca-Cola EuropacificPartners (CCEP), Frances Cosano, para alabar una planta “clave” en la expansión internacional de la compañía por su tamaño al ser la mayor de Europa, con doce líneas y una capacidad de producción de 950 millones de litros; por su preparación, lista para instalar una nueva línea; por su línea de inversión, 42 millones desde 2019; y por ser productiva, no sólo en bebidas sino por el compromiso de los 429 empleados que trabajan esta fábrica.
La planta, que cuenta con una red de más de 500 proveedores locales para más 63.000 establecimientos a los que sirve, genera un impacto en la economía de Andalucía de más de 1.200 millones, en torno al 0,6% del PIB regional, alcanzando los 20.000 puestos de trabajo tanto directos como indirectos.
Pero si de algo se muestran orgullosos los responsables de Coca-Cola es de la apuesta por la innovación y la sostenibilidad que se ha realizado en esta planta, que les permite alcanzar su máxima de “construir un modelo de desarrollo sostenible que contribuya al progreso económico, social y medioambiental de Andalucía”, decía Cosano.
En ese aspecto puso el énfasis el presidente andaluz, dada la importancia para Andalucía de que se instalen empresas de alto nivel, destacando que en los últimos años ha aumentado un 87% la inversión extranjera en la región y la Junta ha apostado por mantener “los incentivos necesarios para instalarse y crecer en esta tierra”. Para Moreno, esos incentivos cobran especial importancia “ahora que en otros territorios se reduce el ritmo de crecimiento”, por lo que su apuesta es “ofrecer el mejor entorno para las industrias e inversiones”.
El acto contaba también con la intervención del alcalde de La Rinconada y presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández; el consejero de Industria, Jorge Paradela; el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; y la vicepresidenta de sostenibilidad de Coca-Cola, Esther Morillas, quien en un ameno diálogo pusieron el foco en la sostenibilidad de la industria como parte de la filosofía de la empresa y una responsabilidad porque “no hay planeta B”.
De hecho, esa innovación y, especialmente, la sostenibilidad son dos de los aspectos que más destacan en esta fábrica de última generación tecnológica que apuesta por la analítica de datos y los sistemas de inteligencia artificial para la optimización de los recursos, aseguran. “Esta explotación eficiente de sus recursos le permite lograr tasas de alta capacidad productiva tales como la fabricación de 96.000 latas y de 80.000 botellas de vidrio por hora”, defienden, optimización que se traslada a la sostenibilidad, siendo referentes en economía circular: el porcentaje de valorización de residuos de la planta es del 99,97% y busca que todos sus ingredientes agrícolas que utiliza como materia prima de fuentes sostenibles. De hecho, toda la energía que consume es verde.
Pero si en algo han sido pioneros es en el agua. Su sistema Water&Energy Management permite, a través de 224 contadores de agua y energía junto con la digitalización de gestión y análisis, permite analizar consumos y ratios para optimizarlos, reducir fugas y minimizar consumos e impacto ambiental. “El agua no se pierde”, decía Morillas para explicar cómo se reutiliza el agua del lavado del vidrio para limpiar las cajas y, posteriormente, para regar.
Además, Coca-Cola ha asumido como compromiso proteger las cuencas hidrográficas, asegurar la disponibilidad de los recursos hídricos para todos y seguir impulsando una gestión eficiente del agua. Como primer paso, analiza el riesgo y desarrolla planes de reducción de agua en la planta para conseguir un uso más eficiente de la misma. El objetivo: reducir el consumo un 20% en 2025 respecto a 2010, propósito que va por buen camino, ya que, en 2021 ya había logrado una reducción del 16% su ratio de agua, hasta los 1,8 litros consumidos por litro fabricado.
La planta y la compañía también participa en planes de devolución del agua a la naturaleza a través de proyectos de reabastecimiento y recuperación de las cuencas hidrográficas como los que se desarrollan en la actualidad en las marismas del Guadalquivir cercanas a Trebujena y en el valle malagueño del Guadalhorce a través del proyecto ‘Desafío Guadalquivir’ junto con WWF.
Éste último, señalan, es un “ejemplo de la integración de tecnología innovadora y la colaboración con los agricultores para la preservación de los ecosistemas”, actuando sobre 765 hectáreas de cítricos del entorno de Sevilla, en las que ya se ahorra agua de riego y aplican prácticas agrícolas eficientes y sostenibles, permitiendo el ahorro de más de 700 millones de litros de agua anuales contribuyendo a preservar y proteger la cuenca hidrográfica del único río navegable de España.