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Sanlúcar

Los cielos se serenaron en los ojos de Dolores

El Calvario de Los Estudiantes quebró en dos la tarde con sus Milagros y sus Penas

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  • Cristo de los Milagros -

Atrás quedaron los nervios, las dudas, la presión por saber que se ha tomado la decisión correcta, el pensar si salir o no hacerlo, el salir a la ventana para tomar una referencia meteorológica de primera mano... Todo eso ya pasó, porque el cielo ya sabía lo que tocaba esa tarde de Miércoles Santo, contener la emoción, abrir los ojos y dejar que Dolores nos mitigue nuestro sufrimiento.

Las 18.30h de la tarde era la hora acordada para que las Puertas de la Gloria se abriesen de par en par, en Sto. Domingo y la Stma. Trinidad simultáneamente, para que Dios se nos presentase crucificado entre sus Milagros y flagelado sin Misericordia, y María, llorase sus Penas y sus Dolores.

La hermandad de “los Estudiantes”de Sto. Domingo, con su penitencia rigurosa, volvió como todos los años a provocarnos contener la respiración, ante la expresión suma del momento de la muerte del Señor en el Calvario. Los sonesde su banda, la Banda de CC. y TT. Stmo. Cristo de los Milagros, y la voz ronca de su capataz, el bueno de Ignacio Robles, mitigaban el silencio que provocaba el contemplarlo por donde quiera que caminara.

Sin duda, esperada como siempre, y espectacular a la vez que dificultosa, fue su salida de Sto. Domingo, así como también su recogida. El paso de la cofradía, al completo, por las calles Ancha y Mar fueron momentos en los que la esencia de la Semana Santa se desgranaba entre nuestros dedos pudiendo casi llegar a tocarla. Una delicia para los sentidos.El Carril de San Diego se vistió con la mejor de sus galas, y la Cava del Castillo enmudeció, para no despertarlo.

Pero la Cuesta de Belén aguardaba en silencio. Se marchaba el Cristo de los Milagros, pero ella seguía en silencio, pues otra Cruz de Guía, y su posterior cortejo, había de pisarla, y bajarla... Y de qué forma la bajó.

Hablamos de la hermandad de los Dolores, la segunda de la tarde en hacer entrada en la Carrera Oficial, la segunda en transitar por el interior de la Parroquia Mayor de la O, y la segunda en bajar la Cuesta de Belén, un momento muy emocionante que cada año, agolpa a multitud de fieles cofrades sanluqueños, dispuestos para dejarse llevar por el sueño ‘semanasantero’ que despierta.

Los sones musicales que pudieron disfrutarse vinieron de la mano de la Banda de CC. y TT. Stmo. Cristo de la Victoria de León para el Cristo de las Misericordias y la Banda de Música Maestro Dueñas tras el palio de Ntra. Sra. de los Dolores.Uno de los momentos más especiales del recorrido de esta hermandad para la que ya de por sí fue una salida especial, pues el Año de la Misericordia se vive de manera especialmente intensa en el seno de la corporación con su Titular cristológico.

Fue éste, uno de los primeros instantes en los que se pudo disfrutar tranquilamente de cofradías en Sanlúcar, pues la inestabilidad del inicio de semana se marchó para dar paso a la serenidad meteorológica... En los ojos de Dolores. Y el tiempo se detuvo. Llegó a la parte alta de la cuesta y hasta el viento dejó de susurrar entre las hojas de los naranjos. Marcha tras marcha, paso tras paso, mecida tras mecida, la emoción se iba haciendo cada vez más incontenible, hasta hacer rebosar nuestras alforjas, pues tanto regalan sus Dolores a la ciudad que es imposible describirlo.

La cuesta la fue llevando a su Casa, la Stma. Trinidad, ya de recogida, pues tras su manto, tras sus candelabros se recogía el Miércoles Santo, pero sobre todo, en el fondo de sus ojos. Fue al mirarla fijamente todo Sanlúcar cuando se puso el punto y final a una jornada mágica en la que su cara nos conjuró.

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