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La familia amiga de Clemente gastó 2,4 millones entre 2004 y 2009

Su auge y declive coinciden con el del ex cajero y no se contabilizan los gastos en efectivo que se hicieron sin dejar rastro contable o testimonial.

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La familia de A.B.A.L., el amigo de Clemente Ruiz García investigado por la Policía una vez que se encontró documentación a su nombre tanto en el negocio del ex cajero municipal como en su mesa de trabajo en el Ayuntamiento de San Fernando, pudo hacer frente desde que el cabeza de familia dejó de ser un humilde tendero hasta que se denunció el robo de la Caja municipal en el Juzgado, a 2,4 millones de euros en efectivo.

Esa cantidad se ajusta sin tener en cuenta otras cifras sin determinar, ya que hay que recordar que los pagos se hacían en efectivo y que los cálculos se consiguen después de una ardua investigación basada en las entrevistas con personas con las que la familia en cuestión tuvieron negocios o intentaron tenerlos.

Se trata, además, de cantidades que se estima que no proceden de operaciones financieras al uso, salvo las hipotecas de dos viviendas, préstamos personales e incluso el cobro de subsidios de desempleo que cobraron algunos miembros de la familia.

Hay que recordar que la familia no tenía otras fuentes de financiación -ni legítimas ni ilegítimas- que no fuera el negocio de venta de vehículos a motor que en los tres primeros y únicos ejercicios declarados acumuló pérdidas por más de 600.000 euros y por el que la Seguridad Social busca al empresario ceutí,

El chalet de Chiclana
Pero hay un dato que todavía no ha sido publicado y es lo encontrado en el chalet de Chiclana, construido por la familia obviamente después de comenzar a hacer negocios conociendo a Clemente Ruiz García.

Como puede ocurrir en estos casos, la compra del solar donde se ubica el inmueble decorado con motivos árabes, se escrituró en 24.000 euros, aunque el precio real fue de 84.000, de los que pagó 68.100 euros en efectivo mientras que el resto está aún sin abonar a la vendedora.

Según la documentación obtenida en la vivienda tras ser registrada en noviembre de 2009, las obras del chalet costaron unos 278.000 euros que se pagaron al contado desde abril a diciembre de 2006, a razón de distintas cantidades semanales.

Según A.B.A.L., las cantidades dependían del número de motos que hubiera vendido esa semana y al precio total de la obras hay que sumarle, obviamente, el de los muebles y enseres propios de una vivienda habitable.

También se anotaron en el registro la compra de un total de cinco turismos a nombre de distintos miembros de la familia. Uno de ellos un SsangYong, modelo Rexton con un coste de 29.750 euros comprado en septiembre de 2003; un Mazda RX-8 por valor de 39.000 euros comprado en 2006 que fue vendido a finales de 2009 por 7.500 euros y un BMW 335i Cabrio comprado en marzo de 2009 por 65.500 euros, aunque la idea era comprar dos vehículos, uno de 80.000 y otro de 125.000 euros, pero problemas familiares les hicieron cambiar de opinión. Todos estos se pagaron en efectivo.

También se suma un turismo Peugeot 607 que costó 45.000 euros en diciembre de 2005 y para el que A.B.A.L. contó con el aval de Clemente Ruiz, por lo que fue financiado en 72 meses, que por cierto, fue matriculado a nombre de un miembro de la familia sin carnet de conducir.

Finalmente, un vehículo Audi Q7, matriculado a nombre de un hijo de A.B.A.L. comprado en mayo de 2007 por 66.000 euros. También fue financiado abonando las cuotas hasta la actualidad.

Además de esos vehículos -se habla de las facturas, no de los coches físicamente aunque algunos permanecen en poder de los familiares-, se conoce que solían emplear coches de alquiler.

En el chalet de Chiclana se encontró la documentación de gran parte de los pagos en efectivo que se iban haciendo en los distintos negocios y que fueron dejándose de hacer a partir del mes de abril de 2009, fecha en que Clemente Ruiz García fue detenido, aunque luego salió en libertad con cargos hasta que ocho meses más tarde ingresó en Puerto II.

Fin de la historia
De manera inmediata, se produjo el impago del local de la calle San Onofre 5 y el de San Onofre 2, no se paga el aval sobre un local que iban a comprar en la calle El Cantillo, 2; ni se lleva a efecto el proyecto de reforma en el local San Onofre 7-9 y dejan de pagarse los plazos (ya se informó que la operación de compraventa era de 716.000 euros). También se dejan de pagar los suministros de materiales de construcción.

Clemente Ruiz también tuvo que dar marcha atrás en algunos proyectos e intentó desprenderse en el verano de 2009 de un local en León Herrero en el que nunca hubo actividad, aunque se gastaron 37.000 euros. El alquiler pasó a uno de los hijos de A.B.A.L., que sólo pagó un recibo.

A la espera de consideración
De todos los datos publicados se desprende que tanto la capacidad inversora de Clemente Ruiz García como del empresario ceutí A.B.A.L. como su caída en desgracia comenzó a la vez, que existían lazos de amistad y de negocios entre las dos familias y que tales lazos eran tan consistentes como para que el ex cajero tuviera en su vivienda particular y en su negocio facturas y documentación varia del empresario ceutí, lo que hizo que la Policía investigara las relaciones entre ambas familias al considerar el Juzgado de Instrucción número 2 de San Fernando que existían indicios suficientes para autorizar los registros de las viviendas y locales y la investigación de las actividades.

Pero como se ha dicho en otras ocasiones, tales datos, por muy contundentes que parezcan, no son más que consideraciones que tendrán que admitir o desestimar las instancias judiciales porque al día de la fecha su valor está por considerar. De hecho y a pesar de todo, nadie de la familia de A.B.A.L. está imputado.

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