El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, acusó este miércoles a Estados Unidos y a los servicios de inteligencia de Occidente de incitar las actuales protestas y disturbios en países de la región, como Irak y el Líbano, ambos con una fuerte influencia política iraní.
"EEUU y los servicios de inteligencia occidentales, respaldados por el dinero de los países reaccionarios de la región (en alusión principalmente a Arabia Saudí), están causando desórdenes", dijo el líder en una reunión con cadetes.
Jameneí subrayó que "el mayor daño que los enemigos pueden provocar a un país es privarlo de la seguridad", algo que, a su juicio, está ocurriendo en la actualidad, según las declaraciones difundidas por su página oficial en internet.
El ayatolá aconsejó a los pueblos de Irak y del Líbano que tengan como "prioridad" mantener su seguridad, aunque reconoció que sus demandas son "razonables".
"Esas demandas deben lograrse dentro del marco legal, ya que cuando se rompe la estructura legal en un país se crea un vacío de poder y no se pueden tomar medidas positivas", advirtió.
Jameneí señaló que los enemigos de Irán también quisieron causar disturbios en el país con las protestas de finales de 2017 contra la mala situación económica, pero agregó que "afortunadamente la población neutralizó" esos intentos.
El Líbano e Irak son escenario este mes de multitudinarias manifestaciones populares contra la clase dirigente por la corrupción rampante y la falta de servicios y de empleo.
El primer ministro libanés, Saad Hariri, presentó ayer la renuncia de su Gobierno, mientras que su homólogo iraquí, Adel Abdelmahdi, se mostró ayer dispuesto a dimitir, después de que las protestas de los últimos cinco días, que suponen una segunda ola después de la registrada a principios de mes, hayan causado ya 84 muertos y 3.000 heridos.
Irán tiene una gran influencia tanto en el Líbano, donde respalda al grupo Hizbulá, como en Irak, país en el que apoya a milicias chiíes y al propio Gobierno de Bagdad.
