Fuentes de la investigación han informado a Efe de que J.M.M.G. –fichado por la Ertzaintza como delincuente habitual y al que la Guardia Civil relaciona también con el menudeo de sustancias estupefacientes– ha quedado en libertad después de que la Policía comprobara que, si bien se dedica al “trapicheo” de teléfonos móviles, no tiene relación con la banda terrorista. La investigación emprendida por la Policía condujo a esta persona tras averiguar que el móvil había sido adquirido el pasado mes de mayo en Bilbao con su documentación.
De hecho, algún testigo de la compraventa ha identificado a J.M.M.G. como la persona que adquirió el teléfono, aunque éste lo había negado en su primera declaración ante la Policía.
El teléfono móvil fue empleado para realizar la llamada recibida hacia las 9.50 horas en la asociación de ayuda en carretera DYA de Vitoria, en la que una persona que decía hablar en nombre de ETA avisó de la colocación de un coche-bomba en el “campus de la Universidad”, sin precisar de cuál se trataba.
Una hora después, el coche bomba estalló en el campus de la Universidad de Navarra en Pamplona y provocó heridas leves a una veintena de personas, además de causar importantes daños materiales.
El comunicante de la DYA sí facilitó la descripción del vehículo, un Peugeot de color blanco, pero al no concretar su ubicación la Ertzaintza lo buscó sin resultado alguno en el campus de la Universidad de Vitoria.
La sustracción de un coche de las mismas características en la localidad guipuzcoana de Zumaia el día anterior al atentado había sido denunciada en la comisaría de la Policía Autónoma vasca en Zarautz la noche del miércoles.
Gasto de los atentados
Los catorce atentados cometidos por la organización terrorista ETA en lo que llevamos de 2008 han causado daños valorados en 16,5 millones de euros, de los que la cuarta parte, entre 3,5 y 4, corresponden a los destrozos que ocasionó la explosión en la Universidad de Navarra, según el cálculo del Consorcio de Compensación de Seguros.
Se da la circunstancia de que los tres atentados express cometidos por la banda han sido de los que más daños económicos han causado. El más grave es el cometido contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Calahorra (La Rioja), que obligó a abrir 597 expedientes y evaluar las pérdidas en 4,75 millones de euros. Para cometerlo, el comando Vizcaya robó un coche a una pareja en el monte, lo cargó allí mismo con un potente explosivo y se desplazó hasta la localidad riojana.
Ese mismo comando de ETA colocó un coche-bomba junto al Club Marítimo de Getxo el 19 de mayo y los 122 expedientes que tramitó el Consorcio de Seguros arrojan un saldo de 3,75 millones de euros en daños.
Luego se situaría el de Pamplona y el cuarto atentado más grave en daños materiales es el cometido, también con coche-bomba, contra la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa, con unos daños que ascienden a 1,9 millones de euros.