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?La coordinadora es un sello de calidad en la lucha contra la droga?

Convertido en un referente nacional en la lucha contra la droga, Francisco Mena renuncia a conformarse con lo logrado y reivindica un juzgado específico de narcotráfico y más rigor contra los delincuentes en los ríos y puertos deportivos

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  • Francisco Mena, durante su visita a la redacción de EL FARO INFORMACIÓN -
  • ?Hemos pasado de echarnos a la calle a atender con nuestros propios recursos?
Inmerso en una lucha contra la droga que está cerca ya de cumplir los 20 años, Francisco Mena mantiene un ímpetu poco común y un espíritu crítico con la intención de mejorar día a día en los instrumentos con que la sociedad cuenta para eliminar una de las lacras sociales por excelencia.

—¿Cómo le introdujeron en el movimiento asociativo?
—En Castellar, donde yo vivo, Pepe (Chamizo) hacía la suplencia del párroco local y a raíz de estar ligado al teatro comenzamos una relación personal muy buena que me llevó a participar en las movilizaciones en la Estación, los cortes en la autovía en La Reconquista y El Saladillo, en Algeciras, o la Atunara, en La Línea. Luego surgió la idea de crear una coordinadora en Castellar y así nació Camina, que dio origen a todo lo demás.

—Usted, además, vivió una experiencia personal muy cercana...
—Un primo mío, al que estoy muy unido y de mi misma edad, casi se destroza la vida por culpa de la heroína. Gracias a Dios, hoy está rehabilitado y ha logrado rehacer su vida.

—Además de Chamizo, usted siempre ha considerado un gran mentor y amigo al presidente de Barrio Vivo, Miguel Alberto Díaz, ¿cómo es su relación con él?
—Hablamos como de seis a ocho veces todos los días, de verdad. Para mí es más que un amigo. Es un hermano. He aprendido muchísimo de él, sobre todo cuando copresidíamos Alternativas. Luego él decidió quedarse un poco más al margen por pensar que no tenía sentido que Alternativas tuviese dos caras visibles, y así, de ese modo, yo quedé como presidente y él de vicepresidente. Opino que es un líder social muy importante para el Campo de Gibraltar.

—¿Cree que el movimiento asociativo ha mejorado en los últimos años?
—En su desarrollo ha tenido aspectos positivos, pero también negativos. Por un lado, en lo bueno hemos pasado de echarnos a la calle a reivindicar a tomar parte en proyectos para ayudar a drogodependientes y reinsertarlos con estructuras al margen de la Administración. Hemos creado nuestros propios recursos y la nuestra respuesta es mucho más rápida que la de la Administración. En lo negativo, y esto va más por la evolución de la percepción social de la droga, las familias de hace 20 años reconocían sin complejos los problemas de alguno de sus miembros con la droga. Hoy, las drogas han afectado también a las capas más pudientes, que no quieren reconocerlo cuando hay un problema.

—¿Cómo ha cambiado el perfil del drogodependiente?
—La droga se ha convertido en algo invisible. El perfil del drogodependiente es muy diferente, porque todavía tenemos en la cabeza la imagen de la persona con poco nivel cultural y económico consumiendo heroína y consumiéndose también a sí mismo, cada vez más demacrado. Sin embargo, se ha producido la desaparición casi por completo del consumo de heroína, en favor de otras drogas, como la cocaína. Pero con ello la percepción del riesgo también ha disminuido. Es curioso, porque cuando un heroinómano no se contagiaba con SIDA y se rehabilitaba incluso podría volver a su vida normal, a un trabajo... El que consume cocaína se enfrenta, además, a secuelas mentales que le impiden reintegrarse en una vida normal.

—Usted representa a una coordinadora, ¿En qué se diferencian ustedes de las asociaciones al uso?
—Las asociaciones están formadas por personas a título particular, pero las coordinadoras integran a personas y otras entidades, tanto deportivas, como culturales, benéficas, sindicales o empresariales. Para mí, la coordinadora es un sello de calidad en la lucha contra la droga.

—¿Cómo ha afectado la crisis a sus subvenciones este año?
—En el caso de Alternativas, las subvenciones han decrecido entre un 15 y un 20 por ciento por culpa de la crisis. Ello nos ha obligado a ser más imaginativos y, sobre todo, hemos luchado por mantener intactos nuestros programas de prevención. No han crecido, como otros años, pero nos hemos mantenido. Y eso en tiempos de crisis es un mérito y un premio al esfuerzo. Hemos seguido con la oferta educativa, ocio y tiempo libre, con mismo número de usuarios que el año pasado.

—¿Ha ocurrido lo mismo en el caso de Márgenes y Vínculos?
—No. precisamente con Márgenes ha ocurrido un hecho curioso. En este año de crisis hemos ampliado los programas. Y todo gracias a la Dirección General de Infancia y Familia, que ha entendido que lejos de disminuir había que aumentar los servicios. De este modo, el mayor de los logros ha sido ampliar centros. De los que teníamos en Granada, Cádiz y Sevilla hemos pasado a tener centros con servicios también en Almería, Jaén y Málaga. Entre nuestras funciones está la de ayudar a mujeres que han sido víctimas de abusos o detectar casos de menores en situación de abandono. También hemos incrementado nuestra dotación de profesionales, hasta 200, y de voluntarios, donde ya estamos por encima del centenar.

—Volviendo a Alternativas, ¿ha aumentado la demanda social de sus talleres de empleo?
—Sin duda. Nos estamos viendo desbordados de hecho con la demanda. Por poner un ejemplo, respecto al último taller de empleo que tenemos para este año, ofertábamos 20 plazas y nos hemos encontrado con más de 100 solicitudes. En su mayoría son personas que han abandonado o están abandonando el mundo de la droga, y ésta afecta con frecuencia a las capas más vulnerables y con menor formación.

—Y en la cárcel, ¿continuarán con los programas que han desarrollado en los módulos terapéuticos?
—Naturalmente. Nosotros seguiremos trabajando con los internos en el módulo siete, uno y dos, con la revista Artículo 182 realizada por los mismos presos. Además, pensamos ampliar nuestra influencia con el Centro de Inserción Social de Botafuegos (CIS), con cuya directora nos reunimos hace pocas fechas para perfilar el modo en que vamos a actuar con estas personas en régimen de tercer grado.

—¿Cuál es la percepción de su trabajo fuera de los límites del Campo de Gibraltar?
—Las coordinadoras nos hemos convertido en un referente nacional de la lucha contra la droga sin parangón en el resto del país, salvo quizás en el caso de las madres de Galicia. En concreto, en el caso de la federación Márgenes y Vínculos o Nexos, que integra 17 asociaciones en el ámbito de la lucha contra las drogodependencias, traspasamos el ámbito de la frontera del Campo de Gibraltar. Ello nos llena de orgullo y de honra.

—Pasemos al ámbito de la justicia. ¿Por qué aún no existe un juzgado especializado en narcotráfico en el Campo de Gibraltar?
—Por la misma razón que hubo tanta resistencia a crear en su momento la Fiscalía Antidroga, o la Sección algecireña de la Audiencia, o la nueva embarcación de Vigilancia Aduanera. Las instituciones se resisten muchas veces a cambiar, y ahí estamos nosotros para presionar y lograr que abran los ojos. Aunque haya tres fiscales antidroga en la provincia (uno en Cádiz, otro en Jerez y otro en Algeciras), un Greco, y una Audiencia que aglutina el mayor número de casos de drogas no ya de la provincia, sino de toda España, luego a la hora de juzgar, instruir las causas, no contamos con un órgano especializado en esta materia. Luego, cuando hay una nulidad echamos la culpa al juez, pero no siempre es culpa suya.

—¿Se ha notado el Greco?
—Sí, se ha notado. Y mucho. No a lo mejor en los titulares que saca, porque su trabajo es más tapado, pero tienen mucho que ver en el éxito de operaciones que luego ejecutan otras unidades y cuerpos y fuerzas de seguridad. Naturalmente, estamos muy contentos con la Udyco de Algeciras y La Línea, el EDOA de la Guardia Civil y el SVA, pero el Greco también se hace notar.

—¿Algún pero, entonces, a las fuerzas de seguridad?
—Sí, los ríos. Los ríos y los puertos deportivos. Desde nuestro punto de vista no ha mejorado lo suficiente la vigilancia en estos puntos. En puertos como la Dársena del Saladillo, donde hace poco tuvo lugar una gran intervención, o los puertos de Sotogrande o La Atunara, hay que poner más atención. También pedimos que a Vigilancia Aduanera se le dote, además de los medios materiales, de más personal, para que pueda hacer dos rotaciones y no una al día, y así el servicio sería mucho mejor evidentemente.

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