El decálogo con instrucciones para la vuelta al cole el próximo 10 de septiembre en Andalucía, con 91 preguntas y respuestas fruto de más de 300 dudas planteadas desde el ámbito educativo y familiar presentado por la Junta de Andalucía, no ha hecho más que caldear aún más los ánimos de las asociaciones de padres y madres de alumnos, que no comparten que el regreso presencial a las aulas proyectado después de medio año por la pandemia del coronavirus sea seguro ni mucho menos.
A nivel regional, Codapa, la confederación andaluza de asociaciones de padres y madres, ya ha anunciado movilizaciones si las administraciones “siguen mirando hacia otro lado”. En el ámbito provincial y local ya hay ampas y federaciones de ampas que tienen claro que empezarán a organizarse la próxima semana porque las instrucciones que ha trasladado esta semana la Consejería de Educación y Deportes a poco menos de un mes para reanudar la actividad escolar presencial “no aclaran nada” ni garantiza la seguridad de sus hijos.
“Tenemos que poner fecha pero haremos movilizaciones seguro; si seguimos tal y como estamos las tenemos que hacer”, apunta la presidenta de la Flampa en Jerez, Verónica Guerrero, que reconoce que a medida que avanzan los días aumenta la incertidumbre y la preocupación de los padres por cómo se ha planteado el retorno a las aulas tras el cerrojazo a mediados de marzo por el estado de alarma.
Tienen claro que a estas alturas hay demasiados interrogantes y que las administraciones “le han dejado el muerto a cada centro educativo” que, en última instancia, es el que debe plasmar todas las indicaciones e incorporarlas a su plan de centros, nombrando a un coordinador anticovid, que hará de enlace con los enfermeros de referencia designados en los centros de salud de la zona (serán 2.500 en toda Andalucía) y fijando los denominados grupos de convivencia dentro de las mismas aulas, en los que se elimina la distancia de seguridad, una fórmula con la que se pretende evitar que los alumnos se mezclen lo menos posible.
También serán los propios centros los que tengan que garantizar entradas y salidas escalonadas, para evitar aglomeraciones, entre otras situaciones de peso con las que tendrán que lidiar, como, por ejemplo, organizar el servicio del comedor escolar. Demasiadas dudas en el aire “porque no se mojan”, advierte Guerrero.
“¿Cómo lo hacemos con el comedor?, ¿qué hacemos con los grupos de convivencia para llevarlos allí? Si son tres grupos ya se están mezclando los alumnos... ¿Qué hacemos con los padres que tengan a varios hermanos en el centro para la conciliación familiar si unos entran más tarde que otro? Luego está el tema de la masificación... ¿De dónde van a sacar aulas? Tenemos un problema y no podemos volver con total normalidad y los padres están inquietos”, alerta la presidenta de la Flampa, que tiene claro que con mascarillas, geles hidroalcohólicos y test a los profesores antes de que empiecen las clases y cada cierto tiempo no se soluciona la vuelta a al cole en una pandemia en la que los contagios llevan dos semanas repuntando.
“¿Y qué pasa con los alumnos?A ellos no se le hace?¿Qué hacemos?¿Les tomamos la temperatura a todos?Nosotros llevamos a la playa a nuestros hijos, sí, pero ni los metemos en supermercados ni los mezclamos con 700 niños más, que es lo que va a pasar en muchos centros e institutos de Jerez”, apostilla ante un horizonte en el que, a su juicio, todos los posibles escenarios “son malos”.
Los alemanes rompen el hielo: “No sabemos nada”
Las miradas de toda Europa y parte del mundo se han centrado en los últimos quince días en Alemania, donde hasta cinco estados han empezado las clases en pleno repunte de contagios y de detección de brotes, lo cual ya ha obligado ya a suspender las clases en dos colegios. La vuelta a las aulas se ha hecho entre fuertes medidas de seguridad y sanitarias pero con distintos criterios para el uso de mascarillas (dentro de clase o sólo en zonas comunes) en función de los diferentes estados. Este próximo lunes será el turno de los centros educativos de Fránkfurt.
Allí reside Belén Molina, un jerezana de 23 años que trabaja como au pair cuidando a dos niños de cuatro y once años, a los que se encarga de llevar a la guardería y al colegio, respectivamente. Incomprensiblemente, tal y como asegura, a falta de días para que regresen a las aulas no saben nada de si tendrán que acudir con mascarillas ni del protocolo que han adoptado los centros en este retorno a las clases en pleno repunte de casos. Ella misma también empieza su formación esta próxima semana y tampoco le han informado.
“No sabemos nada de nada. Mis niños no saben nada ni del colegio ni de la guardería. En la casa no sabemos ahora mismo qué hacer. Tenemos una incertidumbre total. Ni siquiera a mi pareja, que trabaja en una guardería, le han dicho lo que van a hacer en su centro por el tema de la privacidad de datos. Es muy fuerte”, señala sin ocultar su indignación y su enfado ante la falta de información.