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Jerez

Las desventuras lingüísticas de un "amerizano" en España

El escritor estadounidense Charlie Geer repasa las desventuras y aventuras que ha vivido y sufrido a costa de malentendidos lingüísticos en Jerez

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  • El escritor estadounidense Charlie Geer, el "Amerizano" -

Tras vivir doce años en España, el escritor estadounidense Charlie Geer, "Amerizano", repasa las desventuras y aventuras que ha vivido y sufrido a costa de malentendidos lingüísticos en un libro cargado de humor y que constata que el idioma es el mejor espejo de un país.

"¿Qué dices, teacher?" es el título de este libro que ve la luz después del éxito de los vídeos que este peculiar profesor de inglés ha difundido en Youtube y en los que sus tropiezos o sorpresas con el idioma le sirven para hacer una radiografía de la sociedad española.

"Es una carta de amor a España", dice Charlie Geer en Jerez, donde actualmente reside y trabaja y donde ha acuñado el gentilicio que le define, "Amerizano".

Nacido en Carolina del Sur, por lo que su inglés tiene un marcado acento, Charlie Geer ha vivido además sus aventuras lingüísticas en Andalucía y en andaluz, lo que ha dado pie a que los choques idiomáticos se hayan multiplicado.

Lo explicaba en uno de sus vídeos que se hicieron virales, cuando contaba las dificultades que tenía para explicar a sus alumnos por qué él, con su acento de Carolina del Sur, pronunciaba "a bottle of water" como "bolawor", hasta que un día una niña de Puente Genil (Córdoba) le dijo que llegaba tarde a la clase porque venía de "ancabuela" (casa de la abuela).

No es si no una de las muchas anécdotas que este "friki" del lenguaje, como se describe a sí mismo, cuenta en este libro, en el que relata desternillantes desaguisados lingüísticos como cuando, en sus primeros flirteos, se lanzó a enviar a Concha, su actual pareja, un sms en el que firmaba el mensaje "que delicia es pasar el tiempo contigo" con un "xoxo", letras que para los estadounidenses significan "besos y abrazos" y no "chocho", como su destinataria andaluza entendió.

Los malentendidos son también "de ida y vuelta" porque ella le respondió firmando otro sms con un "bs", que, si en España se entiende como una abreviatura de besos, su destinatario estadounidense entendió como una abreviatura de "bull shit", que en ese contexto equivalía a un "vete a la mierda".

Autor de varias novelas, Charlie Geer decidió darse un año de descanso en sus proyectos literarios y apuntarse a un programa que le permitía venir a España para trabajar un curso como auxiliar de conversación de institutos.

Le destinaron a uno de Puente Genil (Córdoba). Había estudiado algo de español en su país, pero nadie le preparó jamás para entender que una canción podía ser "la leche".

"Había visto la película 'Y tu mamá también', me encantaba el acento de Maribel Verdú con las eses tan sedosas. Pensé 'voy a aprender a hablar español así'. Y vine a Andalucía, donde las eses son como nueces", bromea.

En estos doce años ha vivido siempre en el sur.

"Me queda mucho por explorar en España. Es una maravilla la variedad que hay desde el norte al sur. Yo puedo ver 'Breaking Bad', rodada a 3.000 kilómetros de mi ciudad, sin necesidad de subtítulos, pero aquí, un andaluz los necesita para ver 'Fariña', que está rodada a 800 kilómetros. Esa variedad no tiene por qué ser causa de división", dice.

Más allá del humor, el lenguaje le sirve para retratar una sociedad y descubrir las prioridades que la hacen diferente.

Así, cuando algún alumno le ha preguntado "teacher, ¿y tú de quien eres?" ha entendido, cuenta, que el peso de las relaciones familiares es mucho más fuerte en España que en Estados Unidos.

La importancia del ritual de la comida en España, en contraste con EE.UU., la ve reflejada en la "panzá" de expresiones gastronómicas que ha creado el español, un idioma que puede describir estados mentales como "estar empanado, atorrijado o ahuevado", decir que a alguien "le falta un hervor" o hasta liar "desaguisados" o "berenjenales".

Geer se declara "fan" de la elasticidad y flexibilidad del español, un idioma que aún hoy le sorprende porque lo observa con la mirada asombrada de un estadounidense que, por ejemplo, nunca antes había visto un brasero.

"En mi primer invierno en Andalucía me di cuenta que aquí tenía que hacer al revés las rutinas que hacía en mi país en esta estación. Aquí tengo que abrigarme para entrar en la casa", explica.

Para un escritor como él, publicar este libro, que lanza la editorial Plan B, es "un sueño hecho realidad" con el que, además, confirma que "conocer otro idioma abre muchas puertas en la mente" y, también, dar lugar a muchas risas. 

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