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Solicitan 12 años a dos presuntos traficantes de cocaína y hachís

Los acusados dicen ser las víctimas porque desconocían la droga oculta en los recipientes

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Dos hombres de nacionalidad ecuatoriana fueron juzgados ayer por la Sección VII de la Audiencia provincial de Cádiz, con sede en Algeciras, como acusados de un supuesto delito contra la salud pública.

Los imputados fueron sorprendidos por agentes de la Guardia Civil en la Aduana de Algeciras en un vehículo Renault Laguna que traían procedente de Ceuta. Dentro del coche transportaban tallines, piezas de cerámica típicas de Marruecos, que ocultaban 10,950 kilogramos de hachís y aproximadamente un kilogramo de cocaína, esta última con una pureza de alrededor del 80%. Ambas sustancias habrían obtenido en el mercado un valor de 49.009 euros.

El Ministerio Fiscal pide para W.B. y T.H.B., sendas penas de 12 años de cárcel al concurrir en el mismo caso el tráfico de hachís y de cocaína, si bien limita la participación de los acusados al transporte del estupefaciente con destino Madrid. A los acusados les fueron intervenidas las cantidades de 750 y 1.100 euros supuestamente resultado de su actividad ilícita.

Los acusados mantuvieron la argumentación de que viajaban a la capital de España tras haber realizado un trabajo en Ceuta -uno de ellos decía ser operario de mantenimiento en Colmenar Viejo (Madrid) y el otro alegaba trabajar en una empresa de reformas en la ciudad-.

La tarea, consistente en el supuesto arreglo de una vivienda, se la habría encomendado un individuo de origen magrebí y de nombre Mohamed, que habría pasado con su Mercedes momentos antes de detectarse la droga en el Renault Laguna, y por la que habrían recibido el dinero que portaban al ser detenidos. Este último fue, según los acusados, quien introdujo los efectos en el turismo.

Tras cenar con uno de los acusados en Ceuta, habrían acordado que ellos llevarían a cabo el transporte de las piezas de cerámica a Madrid como un favor a Mohamed, para la celebración de una supuesta fiesta. Este último habría sido el encargado, por su parte, de transportar los materiales con los que los dos acusados habrían llevado a cabo el trabajo en la casa de Ceuta. De este modo trataron de justificar la ausencia de materiales de albañilería en el vehículo intervenido.

Cómplices

El fiscal consideró falto de consistencia el testimonio de los dos acusados, que consideraban haber sido víctimas de un engaño por parte de esta tercera persona y de otros dos cómplices. Asimismo, T.H.B. explicó al juez que tenía dos teléfonos móviles en los que aparecían los números de estos tres individuos. No obstante, no se aportó como prueba.

Los acusados habían descrito a Mohamed como un hombre “ni alto ni bajo, con una cicatriz en la cara”. Posteriormente, se detuvo a un hombre propietario de un vehículo coincidente con la descripción dada por ellos, si bien el forense que lo reconoció no observó marca alguna en su rostro, por lo que no se le pudo relacionar con el caso. De igual modo, el fiscal no quedó acreditado documentalmente que ambos acusados estuviesen trabajando y por tanto obteniendo ingresos de manera legal.

El juicio quedó visto para sentencia tras el testimonio de dos guardias civiles, que aportaron datos interesantes sobre la instrucción del hecho delictivo y el rastreo y posterior hallazgo de la droga, que se hizo a través de los perros del Servicio Cinológico del Instituto Armado. Asimismo, aportaron los detalles sobre la forma de las vasijas y la disposición en el espacio de la droga intervenida.

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