Al final feliz de su historia después de más de tres años complicados le falta aún algún tiempo, pero Adrián Barro y su familia tienen ahora un mes de margen para buscar una casa que puedan pagar. Teniendo en cuenta que la noche del martes se veían en la calle, ayer la crisis de ansiedad con la que amaneció su mujer, con la que tiene una hija de siete años, se convirtió en una sensación de alivio tras recibir una llamada de la ONG Todos con Casa ofreciéndole una vivienda a raíz de la aparición en el programa Jerez de Cerca de Onda Luz Televisión. Allí podrán quedarse estos 30 días tras ser desahuciado de su casa y haberse enterado prácticamente sobre la marcha de que tenían que abandonar su hogar pues, como denuncia, nunca ha recibido notificación alguna informándole de que tenía que dejar el inmueble.
“La indignación que tengo es que no me han notificado absolutamente nada”, apuntaba ayer recordando la dura situación que vivieron hace una semana cuando una vecina avisó a su mujer en la puerta del colegio de su hija de que “alguien estaba entrando en mi casa”. De hecho, su primera reacción fue pensar que le estaban robando, aunque le extrañaba mucho, ya que vive en la planta décima en un piso de la barriada de La Cartuja. Su sorpresa fue mayúscula cuando cogió el ascensor y se encontró con un secretario judicial, un director de un banco y un cerrajero “cambiando la cerradura”. Sin dar crédito, les preguntó qué ocurría y qué estaban haciendo y, a medida que le daban explicaciones, alucinó todavía más.“¿Cómo me van a desahuciar si nadie me ha notificado nada?”Les preguntó, advirtiéndole el secretario judicial de que habían ordenado dos lanzamientos, uno el 7 de septiembre y otro el 13, y que su anterior abogado, del que Adrián había rescindido “porque no me notificaba las cosas” había sido informado . Sabía que esto podía pasar, pues su casa salió a subasta en 2012 y al quedarse desierta se la quedó el banco, pero nunca hubiera imaginado que tendría que irse así.
Su exabogado no le informó
Lo que más lamenta es que asegura que envió un escrito al Colegio de Abogados renunciando a dicho letrado y que esta institución le tendría que haber asignado otro abogado, lo cual, asegura, no ha ocurrido. Por todo ello, no descarta emprender acciones legales.
Ahora lo que más le urge es encontrar una casa en alquiler social que pueda pagar -Emuvijesa contactó con él pero le dijo que no hay nada disponible-e intentar empezar de cero. “Llevo cuatro años en paro y mi mujer gana 125 euros al mes pero estoy más aliviado” señalaba ayer en plena mudanza. Deberá despedirse de su casa mañana.
