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Fallece Luis Marquijano, padre de la lucha contra la droga

Fue fundador de todos los colectivos posteriores a su lucha, como Barrio Vivo o Alternativas

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  • Luis Marquijano. -
  • Enseñó a todos cómo afrontar el problema y a ver al toxicómano como un enfermo
El Campo de Gibraltar se despedía ayer con especial dolor de Luis Marquijano, el hombre que puso en marcha el movimiento asociativo contra la droga en la comarca y en toda España, y del que aprendieron todas las coordinadoras y colectivos posteriores.

Víctima de un infarto cerebral que le tuvo postrado en los últimos días de su vida, Marquijano no abandonó nunca su sonrisa de hombre bueno, según señalaron los que pudieron compartir sus últimos días con él.

La dimensión humana y social de Luis Marquijano comienza a fraguarse alrededor de 1980. Hombre de la mar, comienza a percibir el gran daño que la heroína estaba haciendo en la sociedad cuando comprueba entre algunos marineros el fuerte dolor que supone para ellos el síndrome de abstinencia.

Interesado en el problema, comienza a conocerlo de cerca en su entorno más residual, y es entonces cuando comienza a tomar contacto con algunas personas como Micaela Pérez en La Línea o el sacerdote Francisco Rubianes en Algeciras, poniendo en marcha el germen del movimiento asociativo.

Así, por aquellas fechas, y junto a aquellos incipientes colaboradores, Marquijano funda la Asociación Comarcal de Ayuda al Toxicómano (ACAT). Paralelamente, su inquietud le hace solicitar a la finca La Almoraima que le cediera un espacio para crear una comunidad terapéutica.

La finca le cede la casa de uno de los guardas, y es entonces, en los primeros años ochenta, cuando nace la comunidad El Manantial, en Castellar de la Frontera, que a él le gustaba llamar “granja”, donde internaba a jóvenes víctimas de la droga para ayudarles a vencer su problema.

Un maestro
Son los duros años ochenta, y el problema de la heroína comienza a generalizarse por todo el Campo de Gibraltar. En La Línea nace el movimiento de las Madres de los Pañuelos Verdes, y en la Estación de San Roque, José Chamizo, Francisco Mena y algunos más ponen en marcha también el movimiento antidroga.

Para todos ellos, que el problema suponía algo nuevo, Marquijano se convierte en un maestro, que ya conocía el daño que hacía la droga, así como la forma de combatirla. Para todos, fue una fuente de la que beber en un momento tan complejo de la sociedad campogibraltareña. Él enseñó a todo el mundo a ver a los toxicómanos como enfermos, y a hacer ver la necesidad de ayudarles a salir de su problema.

Fue fundador de la coordinadora algecireña contra las drogas Barrio Vivo (junto a Jorge Páez o Miguel Alberto Díaz), de la coordinadora comarcal Alternativas (junto a Francisco Mena), de la federación provincial Nexos o de la federación andaluza Redes.

Fue además un hombre tremendamente comprometido con todos los problemas de la sociedad, implicado en la ayuda a los pobres, en el Club de Leones, el Cruz Roja o en la ayuda a Marruecos. El inmenso alcance humano de su figura se concreta en un dato: cuando la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía decide crear el Premio del Voluntariado, fue el primero en recibirlo.

Churros en El Manantial
Era Luis Marquijano un hombre de gestos y de perseverancia, de lucha. Muchos le recuerdan en su lucha contra las drogas, pero su labor humanitaria se extendía a múltiples facetas. No tan conocida era su ayuda a las familias más desfavorecidas de Algeciras, a las que llevaba cestas de comida a barriadas deprimidas como El Saladillo o La Piñera.

También es muy recordado cuando Marquijano movilizó a todo el tejido asociativo comarcal para recoger tapones, con el objetivo de comprar sillas de ruedas. Su solidaridad no entendía tampoco de fronteras, y llegó a llevar su lucha a Marruecos, donde ayudó a muchos jóvenes diabéticos a poder administrarse insulina.

Su participación de colectivos sociales se extendió también a otros de distintas características, como el Club de Leones, donde peleó también por los necesitados, o la Cruz Roja. Pero si hay un elemento clave a la hora de recordar su figura fue su entrega permanente, día tras día, año tras año, a la comunidad terapéutica que el fundó en El Manantial. Cientos y cientos de jóvenes con problemas con las drogas contaron con su ayuda en las últimas décadas, donde fue como un abuelo para ellos. Entre sus múltiples gestos hay un inolvidable: ningún domingo por la mañana faltó en su “granja” para llevarle churros a los “chavales”.

Dolor en la comarca
Los gestos de dolor por la pérdida de Luis Marquijano se sucedieron ayer en el Campo de Gibraltar y, especialmente en Málaga, donde el capricho del destino quiso ayer congregar en el congreso nacional a las trece coordinadoras antidroga de la comarca. Francisco Mena calificó su desaparición como “muy dolorosa. Él lo que hacía era sumar, y ayudar a los chavales. Su discurso siempre ha sido el mismo: ayudar a los chavales y los narcotraficantes a la cárcel. No sólo se quedaba en la ayuda a los drogodependientes. Ha sido un bombazo”.

Por su parte, Miguel Alberto Díaz señaló que “crea un gran vacío, pero su memoria nos hace todavía mucho más fuertes, y los que hemos aprendido al lado suya todavía mucho más”. Para el ex presidente y fundador de Barrio Vivo, Marquijano era “una persona tremendamente humana, y que dictó que la mejor ideología es la que sale del corazón. Persona humilde y sencilla, pero también valiente, de los primeros que se movieron contra el narcotráfico”. Para Díaz, su figura fue clave, ya que “nos ha enseñado a ilusionarnos en momentos muy difíciles. A saber que hay esperanza y que hay otra forma de vida posible al margen de las drogas”. Instituciones como los ayuntamientos de Algeciras y Castellar se sumaron también ayer a las condolencias por su pérdida.

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