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Jaén

Nadie puede prometer

La situación económica ha dejado huérfano aquello de ‘puedo prometer y prometo’ y los discursos se sirven en grandes platos de hartazgo y muy poca vianda

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La profunda crisis económica que viven las administraciones públicas, a pesar de la recuperación que se predica desde Madrid (cuyo último ejemplo fue la ridícula subida pactada entre patronal y sindicatos de un uno por ciento para los salarios) está teniendo su traslado a la campaña electoral de las Elecciones Municipales. Atrás quedaron los programas y las ruedas de prensa que anunciaban futuras inversiones para la ciudad de Jaén, la mayoría de ellas de la mano de ejecutivos del mismo signo político. Nadie, ni siquiera los partidos emergentes, quiere saltar a la arena con órdagos difícilmente asumibles. No se puede prometer y no se promete. Todos los partidos están siendo muy cautos en este sentido y ni siquiera los mayoritarios (hasta el momento) se atreven a referirse a proyectos largamente esperados por la capital como la Ciudad Sanitaria o la de la Justicia. Hasta la micropolítica, que centrara la campaña hace cuatro años del PP en la ciudad ha desaparecido ya de la estrategia. Preocupa, por encima de todo, la situación económica real del Ayuntamiento de Jaén y los mentideros políticos comienzan a poner fecha ya a la intervención de facto, que podría ser la primera que tiene lugar en el país. Estamos por tanto ante una campaña atípica, nueva, que mantiene el formato clásico, pero vacía en su contenido, colmado únicamente con el hartazgo popular, caldo de cultivo de discursos populistas, pero a la vez de un posible cambio de modelo.

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