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Huelva

El Supremo confirma la condena de 27 años por agresión sexual a los menores con quien vivía

Los hechos sucedieron en San Juan del Puerto, donde el condenado trabajaba en el bar de los padres de las víctimas

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Un hombre ha sido condenado a 27 años de cárcel por agredir sexualmente a dos menores, de menos de 11 y 13 años, con quienes convivía en San Juan del Puerto, donde trabajaba en el bar de los padres de éstos.

La sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Huelva, a la que ha tenido acceso Efe, ha sido confirmada por el Tribunal Supremo quien ha desestimado el recurso de casación interpuesto por el condenado por vulneración del derecho a la presunción de inocencia.

La Audiencia condena a esta persona como autor responsable de dos delitos continuados de agresión sexual, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena, por cada uno de ellos, de trece años, seis meses y un día de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.

Además le impone la prohibición de aproximarse a las víctimas a una distancia inferior a 200 metros, y a comunicarse con ellos por medio o procedimiento, durante un plazo por cada uno de los delitos, de 18 años, y a indemnizarlas con 30.000 euros a cada una.

Se da por probado que los hechos sucedieron cuando los menores, dos niños, contaban entre 7 y 11 años uno y entre 9 y 13 años el otro.

Ambos niños vivían con su agresor y con sus padres en un domicilio de Huelva, donde trabajaba como camarero en el bar de los padres, y el recurrente acudía con asiduidad a un domicilio de Madrid donde era muy amigo del padre.

Una de las víctimas declaró que, tanto en una como en otra vivienda, el condenado le tocaba sus genitales, le masturbaba, le obligaba a hacerle felaciones y hubo un intento de penetración anal, que sufrió continuos golpes, pellizcos y que llegó a darle un puñetazo en la boca, y que le amenazaba con causarle daño a sus padres.

El otro indicó que le tocaba, le daba besos en la boca y le realizaba felaciones, pretendiendo que se las hiciera a él, que recibía guantazos y golpes para que accediera e ello y le advertía que si se negaba causaría un mal a su padre.

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