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PSOE quiere un Congreso 'a la inglesa', con preguntas espontáneas al Gobierno

Pero, además, los socialistas también llevarán éstas y otras sugerencias al debate de la reforma del Reglamento del Congreso que se abrió a finales del pasado mes de abril

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El PSOE quiere agilizar el formato de las sesiones de control al Gobierno que tienen lugar los miércoles en el Congreso de manera que no haya que registrar las preguntas con anterioridad para que las preparen los ministros y que cualquier diputado pueda levantarse y plantear una cuestión sin aviso previo, es decir, 'a la inglesa'.

   Éstas son dos de las propuestas que el primer partido de la oposición incluyó en el documento titulado 'Ganarse otra democracia' que redactó para el cuarto debate preparatorio de su Conferencia Política del próximo mes de noviembre, donde será discutido y aprobado definitivamente.

   Pero, además, los socialistas también llevarán éstas y otras sugerencias al debate de la reforma del Reglamento del Congreso que se abrió a finales del pasado mes de abril pero que aún no ha comenzado a trabajar.

   De entrada, y "para superar la rigidez de las sesiones de control", el PSOE propone que no sea preciso formular las preguntas con anterioridad. Actualmente las cuestiones se registran el jueves anterior y sólo se pueden cambiar el lunes por mañana siempre que sea por un asunto de última hora.

   Según el plan de los socialistas, la sesión de control debería durar dos horas, de las que media hora estaría protagonizada por el presidente del Gobierno, al que no podría preguntar el partido que le apoya.

   La dirección de cada grupo parlamentario podrá elegir a la mitad de diputados que pregunten pero el resto serían señalados sobre la marcha: los que quieran formular cuestiones se ponen de pie y el presidente de la Cámara les va eligiendo hasta cubrir el cupo del grupo. "De esa forma --argumenta el PSOE--, todos los diputados tendrán la posibilidad de ser llamados para que formulen su pregunta, y las sesiones de control serán un escenario más ágil para la fiscalización del Ejecutivo".

Y LOS EURODIPUTADOS, EN ALGUNOS DEBATES

   Del mismo modo, apuestan por facilitar la actuación individual de los diputados permitiendo que puedan tomar la palabra por un máximo de dos minutos en los debates de política general, una vez que hayan intervenido los portavoces de los Grupos. También quieren permitir que los eurodiputados participen en los debates del Congreso en debates de política comunitaria.

   "El diputado debe convertirse en el centro de la institución, reforzándose además su presencia en la circunscripción por la que ha sido elegido y las relaciones directas con sus electores", sostienen los socialistas.

   El Gobierno, por su parte, habrá de justificar cada ausencia de sus ministros y no podrá aplazar preguntas unilateralmente: si un grupo quiere ya una respuesta de un ministro que no esté presente en el hemiciclo, otro deberá asumir la cuestión.

   También propone eliminar de los Reglamentos la prerrogativa que actualmente tiene el Ejecutivo de poder pedir la palabra en cualquier momento del debate o poder intervenir sin límite de tiempo. En sus  comparecencias, los miembros del Gobierno tendrán el mismo tratamiento que los representantes de los grupos.

   Asimismo, y para evitar que el partido que apoya al Gobierno vete iniciativas de la oposición en la Mesa del Congreso, el PSOE quiere que se exija una mayoría cualificada de dos tercios (seis votos) en el órgano de gobierno de la cámara a la hora de inadmitirlas.

   En cuanto a las comisiones de investigación, el PSOE quiere garantizar su creación con el único requisito de que lo pida la cuarta parte de la cámara (88 diputados) y sólo podría impedirlo un acuerdo del Pleno del Congreso por mayoría cualificada.

DOS DEBATES POR LEY

   Respecto al procedimiento legislativo del Congreso, los socialistas quieren dos únicos debates: de totalidad en el Pleno y aprobación del articulado con las enmiendas en la comisión correspondiente. Solo existirá un debate final en el Pleno en las leyes orgánicas (que exigen mayoría absoluta) y en las iniciativas de especial relevancia, como la Ley de Presupuestos, pero ya no servirá para discutir enmiendas que no hayan sido consensuadas, sino que sería un debate breve sobre la oportunidad política de la propuesta.

   Sobre los decretos ley, se propone facilitar su conversión en proyectos y se pretende que el Tribunal Constitucional dé prioridad absoluta al examen de los recursos planteados en su contra (deberán resolverse en menos de un mes).

   Los socialistas apuestan por aumentar la actividad de la Cámara Baja y, para ello, quieren regular que durante los meses de enero, julio y agosto, el Pleno de la Cámara deba reunirse al menos, una vez cada dos semanas.

   En una entrevista con Europa Press, la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, defendió algunas de estas propuestas porque, a su juicio, "no es normal" que en el siglo XXI, por ejemplo, las preguntas que se dirigirán al Gobierno en los plenos de los miércoles haya que registrarlas el jueves anterior y que sólo se pueda permitir modificarlas los lunes si se justifica que el cambio responde a una cuestión de actualidad.

   "¿O es que un miembro del Gobierno, responsable de una materia, no puede responder políticamente en el acto a una pregunta relacionada con su departamento sin necesidad de saber con antelación lo que se le va a preguntar?", ha planteado.

HAY QUE CAMBIAR TODO LO OBSOLETO

   A su juicio, "no puede ser" --"y esto es una autocrítica a todos", ha dicho-- que el Congreso continúe "mucho más tiempo" con situaciones "tan obsoletas" como ésta, y de ahí la importancia de la reforma de las normas que rigen su funcionamiento, una labor en la que, según ha recordado, ha habido presidentes del Congreso que "se han empeñado muchísimo" pero que finalmente no han salido adelante ante la falta de consenso.

   La última intentona para modificar el Reglamento tuvo lugar en 2007, con el socialista Manuel Marín en la Presidencia del Congreso. Entonces, se avanzó mucho en la reforma pero finalmente no salió adelante por el escollo del uso de las lenguas cooficiales.

   Pese a no estar incluida en el catálogo de iniciativas que el PSOE llevará a su Conferencia Política de otoño, el partido de Alfredo Pérez Rubalcaba llevará al Pleno del Congreso de la próxima semana una proposición de reforma de las normas de la Cámara Baja para forzar las comparecencias del presidente del Gobierno siempre que lo reclamen todos los grupos de la oposición. Dicha comparecencia, según proponen los socialistas, se celebrará ante el Pleno de la Cámara en todo caso y en el plazo máximo de diez días.

   Esta proposición de ley, que será defendida por el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Eduardo Madina, fue registrada por el PSOE este verano después que el Gobierno, y concretamente su presidente, Mariano Rajoy, se haya venido negado a dar explicaciones sobre el llamado 'caso Bárcenas' ante el Parlamento.

   Pero, además, según denuncia el PSOE en la exposición de motivos de su iniciativa, que recoge Europa Press, el PP también ha venido "bloqueando" la tramitación de todas las iniciativas parlamentarias dirigidas a exigir esas responsabilidades y lograr la comparecencia del jefe del Ejecutivo, llegando incluso a "romper" un acuerdo de la pasada legislatura para la celebración de sesiones de control en los Plenos extraordinarios que se convocaran durante los meses de enero y julio, inhábiles a efectos parlamentarios.

   Para el primer partido de la oposición, esta actitud del Gobierno y del PP hace "necesaria" la reforma del Reglamento de la Cámara con el fin de evitar que una mayoría "impida" el funcionamiento "normal" del Parlamento, incluyendo una previsión específica para que no puedan rechazarse las comparecencias del presidente cuando la petición haya sido formulada conjuntamente por toda la oposición.

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