El responsable de área de Contaminación Atmosférica y Energía de Ecologistas en Acción de Andalucía, Eduardo Gutiérrez, ha indicado a Europa Press que, tras consultas elevadas a la Consejería de Medio Ambiente con motivo de la aparición de esta gran nube, se tuvo constancia de que “no ha saltado ninguna alarma” en la red de vigilancia de polución de la atmósfera de la capital hispalense y su área metropolitana.
“No ha habido nada que supere los niveles admisibles”, ha señalado Gutiérrez que, sin embargo, ha especificado que se encuentra investigando este suceso puntual, con la pretensión de “averiguar qué producto es el que se ha emitido a la atmósfera” y ver si está permitido o si contenía algún tipo de metal pesado.
Y es que, según ha expuesto el responsable de la formación ecologista, las explicaciones científicas apuntan a la conjunción de estas quemas controladas con la falta de lluvia y la contaminación habitual como las causas fundamentales de la existencia de la “boina”. “Si hubiera sido contaminante, en teoría tenían que haber saltado las alarmas, pero se han estado viendo y los niveles son normales y admisibles”, ha recalcado Gutiérrez.
Según ha explicado a Europa Press el investigador de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en contaminación del aire Xavier Querol, la inversión térmica, fruto de la falta de lluvias y del episodio anticiclónico de estos días atrás vividos en la provincia que provoca la ausencia de nubes y el enfriamiento de las capas de la atmósfera más cercanas al suelo, ha producido sobre la capital y su área de influencia la “boina”, cuyos efectos pueden agravar las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cerebrovasculares, así como aumentar los riesgos de la contaminación por emisiones durante ese periodo.
Sin embargo, Querol se ha mostrado optimista porque está de parte de nosotros reducir los impactos en la salud y en la calidad de vida , como prohibir la quema de biomasa durante estos días.