El Ejército sirio, apoyado por tanques, lanzó una ofensiva en Yisr al Shugur, en la provincia de Idleb, y en las poblaciones de los alrededores, después de acusar a elementos terroristas sin identificar de la muerte, el pasado lunes, de 120 personas, en su mayoría militares.
Sin embargo, los grupos opositores sirios niegan la existencia de grupos armados y han sugerido que el asalto de esta zona del noroeste se debe a la deserción de varias unidades del Ejército que se han unido a los manifestantes.
Una información que no se ha podido constatar independientemente, debido al draconiano control informativo del régimen.
Los grupos opositores se apoyan en la aparición de varios vídeos de oficiales del Ejército sirio en el canal de televisión Al Yazira, que han anunciado su deserción y han condenado la represión contra los ciudadanos.
Unos vídeos cuya veracidad, no obstante, ha puesto en duda el aparato informativo del régimen.
La preparación de este ataque, que ha durado varios días, ha extendido el miedo entre los habitantes de esta zona, fronteriza con Turquía y al menos 3.000 refugiados han cruzado la frontera con el país vecino, según fuentes oficiales turcas.
En el asalto de Yisr al Shugur, campos de cultivo y zonas de bosque han resultado quemadas, por el Ejército según la oposición y por grupos terroristas, según la televisión siria, que se dedica a desmontar y desmentir las informaciones de la oposición o la ofrecida por otros medios, especialmente por Al Yazira.
Mientras continúa el asalto militar, decenas de miles de manifestantes volvieron a salir a las calles en numerosas ciudades del país tras el rezo musulmán del mediodía para pedir la renuncia del presidente sirio, Bachar al Asad, en una nueva jornada de protestas bautizada como el “Viernes de los Clanes”.
Los manifestantes han coreado gritos como “Vete, vete” y “El pueblo quiere la caída del régimen” en ciudades como Damasco, Qamishly, en el noreste; Deir al Zor, en el este; Alepo y Latakia, en el noroeste; Hama y Homs, en el centro, y Deraa en el sur, entre otras.
No obstante, la televisión estatal, que ha hecho un seguimiento continuo de la jornada, ha informado de que sólo se han producido algunas concentraciones limitadas tras la oración, y ha insistido en que grupos armados en distintas poblaciones han disparado contra las fuerzas de seguridad y la población civil.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 23 personas murieron como consecuencia de la represión en la que, tal y como denunció el grupo opositor Sham, las Fuerzas de Seguridad dispararon desde helicópteros para intentar dispersar a los manifestantes en la localidad de Maarra al Neeman, en Idleb.