Ante la casi imposibilidad de poder acceder a las mascarillas de protección, las iniciativas ciudadanas se han puesto manos a la obra en la confección de estas. La duda razonable que se reabre es si estas no son más que una falsa apariencia de protección o verdaderamente sirven para frenar al coronavirus.
Dos científicos de la Universidad de Navarra están evaluando la calidad y la eficacia que tienen algunas mascarillas de protección empleadas por los profesionales sanitarios, y hasta el momento han analizado 40 tipos de mascarillas de 18 proveedores diferentes. Según explica en una nota el director del departamento de Biología Ambiental de la Universidad de Navarra, Arturo Ariño, el objetivo de este trabajo es “proteger a los que nos protegen”, analizar la calidad de las mascarillas -nuevas y recicladas- para conocer cuáles pueden reducir la posibilidad de contagio de los sanitarios que atienden en primera línea a personas infectadas por coronavirus.
“Su labor es fundamental para el bienestar de todos y debemos hacer lo que esté en nuestras manos para protegerlos”, añade el director del Instituto de Investigación en Biodiversidad y Medioambiente del centro académico navarro, Jesús Miguel Santamaría. A través de este estudio se pretende conocer qué capacidad tienen las mascarillas para bloquear la entrada de partículas.
Según Santamaría, “las gotículas exhaladas por las personas pueden tener un diámetro ligeramente inferior a 5 micras y comprobamos si estas partículas, así como las del mismo tamaño que los virus (menos de un tercio de micra), son capaces de atravesar las barreras de protección”.
Investigación
Estos científicos emplean una técnica basada en dispersión de luz láser para cuantificar las partículas que están en el aire y que pasan a través de las mascarillas.
“Usamos un maniquí médico al que obligamos a ‘respirar’ a través de la máscara, tomando 74 lecturas cada 6 segundos que se transmiten a los ordenadores y que luego analizamos”, puntualiza Ariño. Ariño y Santamaría son contundentes en su recomendación de emplear mascarillas homologadas, ya que las artesanales tienen un nivel de protección inferior, debido a los materiales empleados en su fabricación.
En este sentido, recomiendan tanto a empresas que han reconvertido su actividad comercial en la fabricación de material de protección sanitario como a personas que elaboran mascarillas a título individual que sigan las instrucciones de las autoridades sanitarias. “La utilidad de mascarillas artesanales como protección personal es muy limitada. Confiar ciegamente en ellas para protegerse a uno mismo puede acabar por empeorar el problema, ya que nos da una falsa sensación de seguridad y podemos bajar la guardia descuidando otras medidas necesarias”, apunta Ariño.
Estos investigadores también reflejan la importancia de ajustar bien las mascarillas durante su uso, tras comprobar que “mascarillas muy eficientes resultan inútiles si no se encuentran perfectamente ajustadas, por lo que es vital esforzarse en colocárselas correctamente”, concluye Santamaría.