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La tribuna de El Puerto

Derecho a una ciudad digna

El estado de la ciudad no tiene excusa ante la falta de un reglamento, ni por ayudas de rehabilitación que pasaron de largo hace tiempo. Son necesarias medidas

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Contemplar hoy en día cualquiera de las calles céntricas de El Puerto es una cuestión para armarse de resignación ante lo que fue. Tras años de pasividad administrativa, continúa el desgaste tomando terreno.

alles y más calles y edificios y más edificios a la vista de todos, que dejan  a la altura del betún a la negligencia gubernamental.

La catadura moral política no tiene freno ni vergüenza ante lo que se ha convertido el casco histórico con el pasar de los años. Ni planes, ni rehabilitación, ni seriedad, ante lo que la ciudad se juega.

Su apuesta se debe fundamentar en la habitabilidad, comercial y la sostenibilidad, elementos que no se dan y que se topan con Gobiernos (local y andaluz) que ni están ni se le esperan. Vasos comunes y dependientes que no llevan a ninguna parte.

Burocracia, dejadez y ausencia de compromiso que busquen una solución digna y eficiente. Perderse en redacciones, en insulsas reuniones y demás cubreexpedientes de turnos,  es abrir más el socavón.

El círculo vicioso y depresivo debe fracturarse más pronto que tarde con medidas radicales que reviertan y vuelvan a posicionar al centro en un componente integrador y de reclamo.

El Pepryche se ha convertido en un asunto incómodo e infinito ante el aluvión de documentos, informes, redacciones, valoraciones… Un centro, una ciudad, dignos. Nada más.

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