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El Puerto

Lo que yo te diga... de lo que viene

Luis Miguel Morales VS Quique Pedregal

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Luis Miguel Morales | Agárrense, el demonio acecha. La oscuridad inundará todo. El Puerto ya no olerá a azahar. Que hasta El Tejar se mudará la piel. La calle Larga empieza a oler ya a azufre. El anticristo toma terreno.

El caos, querido Quique, llama a Peral. Lo veo. Cosas de las votaciones y de la Democracia. Qué le vamos hacer. El orden se rompe. La transparencia, será total. La participación y la voz del ciudadano dejarán ser mera ilusión utópica.

En pocas palabras, amigo, a El Puerto no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Los perros ya no podrán seguir yendo a la playa. Que el ucraniano, sí, el del logo- el mismo- ha pedido derecho de autor. La SGAE turística llama a la puerta.

Dicen -quién lo ha visto y quién lo ve-, que hasta Valdelagrana ya no será de pago. Para algo se ha votado, digo yo. ¿Gratis? Lamentable. Adiós al puente también. La Avenida de La Paz tendrá más adoquines amontonados. El Vaporcito ya no cruzará más la Bahía. Se acabó el aparcar a la primera. Los baches tomarán el impoluto asfalto.

Que encontrar un local para abrir en el centro será tarea imposible. Todos le darán la espalda al centro y éste quedará solo como la una. Arruinado y muerto.

Que encontrar a un miembro del equipo de Gobierno decente, como Dios manda, será un rara avis. Que habrá dimisiones cada vez que se coja a uno en un renuncio. O mienta. O sea imputado. Que dimitirá cuando lo digan en Cádiz. Que para que tener un estadio de fútbol abierto sin equipo es mejor cerrarlo. Que sin Racing para qué.

El paro azotará el pleno empleo. Dicen los entendidos que al menos 13.000 personas no trabajarán. La izquierda radical toma terreno. Los antisistemas se hacen con el mando. Miedo. Mucho miedo. Que la mala imagen nos espera, los gratifis y las vallas apuntalando las fachadas será el sino de cada día.

Adiós a los cien palacios.  Que un 13 se elija a un alcalde en El Puerto no puede acabar bien. no lo veo. No, querido Quique, por una vez te daré la razón. Los cambios no pueden ser buenos. Nunca lo son cuando se vive en el paraíso. 

Quique Pedregal | La verdad es que a mí no me da miedo, Luismi. Nuestra ciudad ha pasado por múltiples avatares, todos ellos con luces y sombras –acabas de recordar lo del logotipo o lo del Vaporcito-, pero en general El Puerto está preparado para una nueva etapa.

Una etapa complicada porque si, finalmente, se fragua el tripartito, en el Pleno se va a tener que discutir, debatir, un poco más.

Las mayorías absolutas dan estabilidad en el gobierno, pero muchas veces al pueblo lo desestabiliza. Eso de tener carta blanca para hacer y deshacer, aunque sea muy democrático, se presta a traspasar, como dicen ahora, la línea roja. Que pregunten en Marinaleda, en Sevilla o en Valencia mismamente.

Hombre, no te voy a mentir, siempre preocupa un poco lo desconocido, pero el Ayuntamiento de nuestro municipio tiene un montón de funcionarios muy trabajadores y formales. Hay de todo, como en botica, pero destacan los buenos.

Tampoco es que se aproxime el fin del mundo, ni que vayamos a ver desmoronarse los cimientos de la sociedad en la que vivimos. Puede que se tambalee un poco el concepto de política, gobierno, democracia, justicia… que cada cual tenga. Y eso, pararse a pensar, es conveniente.

¿Mi opinión? Que pasar, pasar, no va a pasar nada. Seguiremos pagando nuestros impuestos –unos subirán y otros bajarán-, El Puerto continuará en esa fase de semi estancamiento un poco más –la Iglesia Mayor Prioral no se construyó en un día-, los que nos representan en los parlamentos, plenos o congresos maquillarán la verdad más o menos –de uno y de otro lado-, …en fin, que no es para tanto.

Siempre se presupone buena voluntad, aunque las piedras en el camino de tu propia gente y los empujones interesados puedan hacerte caer. Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos y, en cuatro años, decidir otra vez. Y nadie estará contento, Luismi. Lo que yo te diga.

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