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28/04/2024  

El Jueves

Ya la Navidad

Ya se han alumbrado las calles de la ciudad con las luces navideñas. Los anuncios de turrón y otras delicias nos invaden en la televisión, así como los de...

Publicado: 03/12/2023 ·
22:51
· Actualizado: 03/12/2023 · 22:52
  • Navidad en Sevilla. -
Autor

Miguel Andréu

Miguel Andréu es comunicador y escritor. Actualmente, director de Andréu Comunicación

El Jueves

Este blog aborda temas generales de actualidad, preferentemente de interés local en Sevilla

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Ya se han alumbrado las calles de la ciudad con las luces navideñas. Los anuncios de turrón y otras delicias nos invaden en la televisión, así como los de juguetes en determinadas horas y, por supuesto, los de las colonias. El impreso para la carta a los Reyes Magos ya se puede recoger en algunos centros comerciales, así como los catálogos para los más pequeños. El plan de tráfico nos hará complicado llegar hasta las cercanías del casco histórico. Pero ¿ya es Navidad?

Cuando yo era un niño -cierto que hace bastante de eso- estas cosas solían ocurrir en la segunda quincena de diciembre como pronto. O al menos después de pasar el día de la Purísima. La señal de estos anuncios era que pronto llegarían las vacaciones en el colegio y en determinadas jugueterías del centro de la ciudad aparecía, en la puerta, un señor vestido de rey mago. ¿Quién no tiene una fotografía con el de la calle Cuna? También había un cartero real que llegaba al estadio Benito Villamarín en helicóptero… ¿o era al Sánchez Pizjuán? La verdad, no lo recuerdo bien.

En poco que nos dejemos ir unos días, las calles y determinadas instituciones se llenarán de carteros reales y heraldos de sus majestades: en mis años de niño los pajes reales -me decía- andaban por los tejados para ver si nos portábamos bien. Y eran invisibles, porque nadie los veía. Pero estaban allí, lo creíamos a pie juntillas. Ahora se visten con ropajes de colores y con la cara pintada (pero ¿todos son negros? Cuidado, Reyes Magos con la contratación de trabajadores, que no está el horno para bollos…) y andan de aquí para allá por barrios y por casas de hermandad. Deduzco, porque no me queda otra, que Melchor, Gaspar y Baltasar ya tienen una edad y necesitan cada vez más ayudantes para estos días. Cuando veo esto, me pregunto: ¿se harán un lío los niños, con tanto cartero cofradiero o tanto heraldo de asociación de vecinos?

Pero aún queda lo mejor: el gordo de las barbas blancas que, vestido de rojo, se lleva colando en nuestras casas desde hace ya unos años. Una especie de exportación, como el “jalogüin” al que tanto empeño ponen algunos en celebrar. De aquí a poco, recuerden, nos llegará el día de Acción de Gracias o el Día de la Marmota, ya que lo exportamos todo. Uno, que es mucho de los tres del lejano oriente, se asquea cuando le hablan de Papá Noel o de Santa Claus. No les tengo que decir que esta exportación es provocada en gran parte por el comercio, como búsqueda de más ventas. Por eso, peor que bien, lo consiento: dinero que entre en las cajas de los comercios de mi ciudad que sea bienvenido. Pero tener que aguantar el “jo, jo, jo, jo” y la matraca del gordo de rojo es otro cantar.

Me quedo a la espera de soñar como un niño la noche del día 5 y despertarme el 6 con la alegría de años. Para eso queda un mes largo. Y me quedo también con la Cabalgata del Ateneo, la que me enseñaron en casa. Porque la saturación de cabalgatas de reyes da para otra columna. De las largas.

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