Parece fácil y no lo es. El Sevilla jugará el 27 de mayo su cuarta final de la UEFA Europa League en un década memorable tras arrasar a la Fiorentina en semifinales.
Con todo. Con el once de gala compareció el Sevilla en el Artemio Franchi de Florencia. Emery no escatimó y dispuso de sus mejores hombres, con la principal novedad en la aparición de M’Bia en detrimento de Iborra y con Coke en el lateral diestro. Y no empezó nada bien el encuentro para los nervionenses que tuvieron que sufrir la prevista presión inicial de la Fiorentina, la cual incluso pudo adelantarse al cuarto de hora con un cabezazo de Gonzalo que salvó con una parada extraordinaria, quizás una de las mejores realizadas en la competición hasta la fecha, protagonizada por Sergio Rico.
Pero el rival perdonó y se acabó. Porque los de Nervión remataron el pase a Varsovia en dos latigazos a balón parado que engrandecen aún más la leyenda de este épico Sevilla. Primero, en un saque de falta en el minuto 21 que fue remachado por Bacca en boca de gol tras un sensacional movimiento en el primer palo de Kolo. El tanto del colombiano ya obligaba a los ‘violas’ a tener que marcar cinco goles. Y si ello era ya una quimera, el Sevilla compró todos sus billetes para Varsovia en el 26 con un nuevo saque de falta que Banega puso medido en la bota de Coke para que el vallecano se la regalará a Carriço que hizo el segundo y firmó la sentencia final.
Otra vez la pizarra de Emery salió a relucir para derribar al rival. Clave, sin duda, para firmar otra histórica final europea. Porque el resto del encuentro en Florencia, desde el minuto 26, fue puro trámite. Lo intentaron los locales con corazón en busca del honor perdido ya en Nervión y el Sevilla, gustándose.
La segunda parte se disputó por obligación. Incluso los de Emery eran merecedores de convertir un tercero en los primeros compases, aunque también es cierto que Sergio Rico volvió a estar espléndido en una clarísima de Salah. El nivel mostrado por el meta canterano, sin duda, la nota más positiva en lo futbolístico a estar alturas de campeonato, en la que parece poco probable que Beto pueda arrebatarle el marco sevillista.
Para más inri, la Fiorentina falló un penalti claro de Krychowiak en el 66, errado en las botas de Ilicic. Luego, llegaron los cambios necesarios para dar un respiro, no hubo expulsados y de vuelta a casa con la ilusión de una nueva final en la que todo el sevillismo volverá a vivir un sueño hecho realidad.