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El tarifeño Guillermo Pérez Villalta, Premio Nacional de Arte Gráfico 2020

El artista logra la unanimidad del jurado por una obra gráfica que "reúne todo su universo y a la vez extrae de las técnicas tradicionales nuevas calidades"

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  • Guillermo Pérez Villalta. -

El grabador Guillermo Pérez Villalta ha sido galardonado este jueves 10 de junio con el Premio Nacional de Arte Gráfico 2020, otorgado por unanimidad con el reconocimiento de que "su obra gráfica reúne todo su universo y a la vez extrae de las técnicas tradicionales nuevas calidades".

El jurado ha estado compuesto por Blanca Muñoz, Irene Pintado, Ricardo Centellas y Juan Bordes, actuando éste como secretario y se ha dado a conocer en un acto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1943) es un reconocido pintor, grabador, escultor y diseñador español. Es integrante de la nueva figuración madrileña y uno de los pintores más representativos del posmodernismo en España.

En 1985 fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas. Su predilección por la obra gráfica le ha llevado a realizar ediciones en aguafuerte, litografía y serigrafía, así como la ilustración de varios libros, siendo los más conocidos el 'Faetón' del Conde de Villamediana, la 'Odisea' de Homero y 'Los viajes de Gulliver' de Jonathan Swift.

Además, la Academia de Bellas Artes ha presentado la exposición de Cristina Iglesias en la Calcografía Nacional, galardonada el año anterior con el mismo Premio Nacional. Además de serigrafías, la muestra incluye monotipos en los que el ácido actúa sobre el metal de cobre mordiendo la imagen.

La predilección por la serigrafía caracteriza la práctica del arte gráfico en Cristina Iglesias. "La serigrafía crea distancia respecto del modelo, borra la huella de su procedencia", ha reivindicado la artista.

También es una constante en sus propuestas gráficas el recurso preferente a los metales de aluminio y cobre como soportes de la imagen fotográfica. En el caso específico del cobre, la artista subvierte el orden convencional del binomio matriz-estampa, al usarlo no como dispositivo de impresión sino como receptor de la imagen impresa, es decir, como soporte de la estampa.

Esta elección consciente del metal de cobre con la finalidad de producto último del proceso de arte gráfico, lo convierte en contenedor de significado y sintetiza en él algunas de las constantes creativas de Iglesias, como la interrelación de paisaje y arquitectura, la construcción de espacios ilusivos por medio de la luz y el reflejo o la ampliación monumental de la pequeña escala.

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