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Campo de Gibraltar

Arte Sureño: de las gamberradas hacia un turismo cultural

El IECG e Hispania Nostra inician una campaña para proteger las pinturas prehistóricas, concienciar y desarrollar actividades económicas en zonas rurales

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  • Pintadas sobre pinturas rupestres -
  • La implantación de medidas urgentes de seguridad, una de las prioridades
  • Las campañas de concienciación social deben tener una proyección a largo plazo

“Por la presente deseo manifestar mi/nuestra adhesión al proyecto de Hispania Nostra y del Instituto de Estudios Campogibraltareños para incluir el Arte Sureño (o Arte Prehistórico del Extremo Sur Peninsular) entre los siete monumentos más amenazados. Del mismo modo quiero hacer constar mi/nuestro deseo de apoyar esta iniciativa. (Nombre y apellidos)  (Profesión o línea de trabajo)(Residente en).Enviar email a vmavre.57@gmail.com”. Con esta comunicación por correo electrónico se puede salvar otro tipo de mensajes, los dejados miles de años atrás por los antiguos habitantes de esta zona del sur de la provincia.

Y es que se trata de un patrimonio que “no es conocido, ni valorado, ni respetado”, explica el director del Instituto de Estudios Campogibraltareños, Ángel Sáez. “Estos son los motivos de esta campaña de difusión para promover estos valores que no tienen el nivel de protección adecuado por parte de las administraciones, ni son suficientemente conocidos por la ciudadanía” .

Todo ello deriva, según analizó Sáez, en una “escasa protección” y “poca divulgación de su importancia”, lo que hace que sea poco conocido y se produzcan permanentemente acciones vandálicas que se vienen repitiendo, según enfatizó, “desde siempre”.

En este sentido, el representante del IECG matizó que la denominación de “Arte Sureño” es un “lema reivindicativo” más que una “denominación científica”.

“En realidad, hemos de hablar de arte rupestre del extremo sur de la Península Ibérica, para denominar de manera genérica a un foco de este tipo de arte importantísimo”, expuso el investigador.
A ello añadió que las muestras presentes en el Campo de Gibraltar y la Janda son de las más importantes de toda Andalucía y, en buena medida, de todo el territorio nacional, por su densidad y lo prolongado en el tiempo prehistórico del que deja noticia.

De hecho, la cronología de las pinturas analizadas en esta zona por los especialistas abarca unos veinte mil años, desde el Paleolítico Superior hasta la Edad del Hierro. “Estamos hablando de etapas muy contrastadas. Aquí tenemos representaciones de un arte muy naturalista hasta otro absolutamente esquemático. Las representaciones son tanto de animales como de figuras humanas”, resalta el investigador de las aproximadamente 300 abrigos y cuevas conservadas, aunque “posiblemente haya más”.

Las “paredes” y rincones de estos “recovecos” hablan. Y es que las pinturas supervivientes cuentan la historia de sus antiguos “vecinos”, cazadores-recolectores nómadas del Paleolítico que se fueron convirtiendo en productores, allá en el horizonte del Neolítico.  

Por otro lado, uno de los problemas precisamente para el mantenimiento de estos vestigios es su ubicación mayoritaria en abrigos o cavidades. “No son realmente cuevas, lo que hacen que se encuentren prácticamente al aire libre, por lo tanto, son especialmente degradables y atacables”, comenta el profesor Ángel Sáez.

Reacción

Entonces, ¿cómo evitar estos ataques a la Prehistoria de la comarca? Sáez lo tiene claro: “tiene que comenzarse por una campaña decidida e intensa por la protección de los yacimientos que se encuentran más en peligro. Hay una docena de pinturas que deberían estar blindadas”. Lamenta que, en ocasiones, la instalación de material preventivo “ha llegado de manera tardía, porque ya se habían producido agresiones”.

Para ello, enumera, se debe primero pedir a la Administración esa reacción de urgencia. La segunda línea de actuación se centraría en la divulgación y concienciación-una parte “tan importante como la anterior”- para que “la ciudadanía sea respetuosa” y lo valore como elemento de riqueza patrimonial, lo cual “debe traducirse en reclamo para un turismo cultural en auge y que tiene una importancia cada vez mayor”. Otros efectos positivos de estas medidas que destacan desde el IECG es la creación de empleo y la dinamización de zonas rurales con dificultades para atraer actividades económicas, dejando así beneficios para los habitantes de la zona.

Todos estos pasos, comenta, deben darse dentro de un proyecto a largo plazo, en un periodo de tiempo tan extendido como sea necesario para dar tiempo a que “esas actuaciones de concienciación, de difusión, vayan calando en nuestros chicos más pequeños para que se vayan convirtiendo en adultos concienciados”.

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