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Cádiz

Hallan un posible nexo entre fumar porros, la esquizofrenia y el trastorno bipolar

Los consumidores de cannabis presentan alteraciones en células neurales olfativas similares a pacientes con trastornos mentales, según un estudio de la UCA

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  • Un porro de cannabis -

El neuroepitelio olfativo es un tejido que contiene neuronas sensoriales que envían la información de lo que olemos directamente al cerebro y sus células, cuando proceden de consumidores habituales de cannabis, presentan una serie de alteraciones similares a las detectadas en trastornos mentales como el síndrome de DiGeorge, la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Así lo demuestra un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Cádiz y el Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INiBICA), adscritos al CIBER de Salud Mental, y en el que también han participado expertos del Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques de Barcelona. Un trabajo, cuyos resultados sugieren también un posible nexo entre el consumo de esta droga y el riesgo a sufrir una patología neuropsiquiátrica.

Este nuevo trabajo, que ha sido publicado en la revista Molecular Neurobiology, comparó cambios registrados en este tejido de seis personas consumidoras de cannabis y siete sujetos no consumidores. Sus resultados han permitido confirmar también que el análisis de estas células, situadas en la parte superior de las fosas nasales y a partir de las que se regeneran las neuronas sensoriales olfativas, podrían representar un buen camino para el estudio in vitro de la fisiopatología de las enfermedades mentales y de nuevos tratamientos.

Así, los investigadores se centraron en estudiar las alteraciones a nivel celular y en vías de señalización del neuroepitelio olfativo de consumidores de cannabis, un tejido en el que la diferenciación de las células para dar lugar a nuevas neuronas, en este caso olfativas, continúa durante toda la vida. Por ello, el análisis de estas células resulta útil para investigar eventos relacionados con la progresión de enfermedades que afectarían a las neuronas del cerebro, ya que podrían reproducirse cambios similares en ambos tipos.

“Actualmente, las herramientas que se utilizan para el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades mentales siguen basándose exclusivamente en la valoración clínica, por lo que encontrar marcadores biológicos es un desafío fundamental para la Ciencia”, como explica Esther Berrocoso, investigadora de la Universidad de Cádiz que ha coordinado este trabajo. “Uno de los principales retos que han podido limitar el avance en este campo es la falta de medios celulares o tisulares representativos de la enfermedad mental de estudio y, en este sentido, nuestro trabajo utiliza una aproximación novedosa basada en células del neuroepitelio olfativo”, señala.

A diferencia de los otros nichos neurogénicos en el sistema nervioso central, el neuroepitelio olfativo es accesible con relativa facilidad en el ser humano, mediante un cepillado nasal, por lo que la obtención de estas células para su estudio in vitro es sencillo. Además, “la diferenciación de estas células para regenerar y reponer las neuronas sensoriales olfativas es un proceso que, en gran medida, está regulado por los mismos factores que guían la neurogénesis del sistema nervioso central”, como explica Berrocoso. “Por ello, las células del neuroepitelio olfativo podrían servir como herramienta útil para estudiar trastornos del sistema nervioso con un componente genético y epigenético”, apunta.

Procesos celulares importantes para la función del cerebro

Los resultados de esta investigación demostraron que las células del neuroepitelio olfativo procedentes de consumidores de cannabis adultos presentan alteraciones morfológicas, de su citoesqueleto*, así como en su capacidad de adhesión, su ciclo celular, crecimiento y proliferación. “Todos estos procesos celulares son importantes para el desarrollo, el mantenimiento y la función del cerebro”, como asevera Esther Berrocoso.

“A través del análisis proteómico (es el estudio a gran escala de las proteínas), demostramos que en los consumidores de cannabis se producen una serie de alteraciones en vías funcionales que ya habían sido implicadas en cáncer, patologías gastrointestinales y enfermedades del neurodesarrollo”, como añade la investigadora. Este análisis identificó hasta 65 proteínas que se expresaron de forma diferente en las células del neuroepitelio olfativo de consumidores de cannabis y los sujetos no consumidores.

En concreto, 19 proteínas implicadas en el desarrollo y la actividad del sistema nervioso reprodujeron en los sujetos consumidores de esta sustancia alteraciones que también se han descrito en trastornos mentales y patologías cerebrales: “Específicamente, encontramos alteraciones similares en enfermedades mentales y neurológicas como el síndrome de DiGeorge, esquizofrenia y trastorno bipolar”, concluyen los investigadores.

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