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Cádiz

Trece años del obispado de Rafael Zornoza: “Me he volcado en la evangelización”

Pese a que ha eludido balance es destacable que ha hecho honor a su lema pastoral: “muy gustosamente me gastaré y desgastaré por la salvación de vuestras almas”

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  • El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza. -

El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, cumplió el pasado 31 de junio 75 años y ha puesto en marcha el procedimiento para su relevo al frente de la diócesis.

Justo el día después, compareció ante los medios de comunicación durante la presentación de la nueva experiencia de realidad virtual de la Catedral de Cádiz, y, si bien eludió hacer balance de sus trece años de obispado, destacó que “me he volcado en la evangelización”.

Efectivamente, Zornoza ha hecho honor a su lema pastoral, “muy gustosamente me gastaré y desgastaré por la salvación de vuestras almas”, destinando sus esfuerzos a ello, así como a la formación de laicos y sacerdotes y la atención a los más débiles, entre los que se encuentran las personas migrantes.

Su agenda da buena cuenta de ello, además, dado que, desde noviembre de 2011, ha estado presente en reunines de grupos parroquiales, celebraciones, actividades de los seminaristas, campamentos y peregrinaciones, en las que los jóvenes han tenido especial protagonismo.

Con el propósito de la evangelización, se crearon hace diez años las Escuelas de Evangelizadores y los Encuentros de Renovación Pastoral que actúan de manera eficaz en numerosas parroquias y comunidades como  los Grupos Alpha, los Oratorios Infantiles, Life Teen, los Retiros Emaús, el Proyecto de Amor Conyugal. 

Además, ha impulsado y apoyado la revitalización de la pastoral familiar y ha creado el Secretariado Diocesano del Mayor.

En cuanto a los jóvenes, el Obispado de Cádiz y Ceuta con Zornoza al frente ha impulsado la Delegación Diocesana de Juventud, que ha desarrollado una intensa actividad con encuentros, campamentos de verano o peregrinaciones; y con la creación de la Asociación Quercus.

La apuesta por la formación, tanto de los sacerdotes como de laicos, ha sido otra de las claves de sus años en la diócesis. Cabe destacar la asociación del Centro de Estudios San Bartolomé con la prestigiosa Universidad Eclesiástica San Damaso de Madrid, y la creación de la Escuela Diocesana de Teología para Laicos, que hoy supera las dos mil matrículas, y que comprende, entre otros, los cursos para cofrades y laicos en general, la Escuela de Arte Cristiano y la recién creada Escuela de Liturgia. 

El obispo ha debido enfrentar igualmente la falta generalizada de vocaciones. Para ello, impulsó la mejora de la formación en el Seminario Conciliar de San Bartolomé y creó el Seminario Misionero Redemptoris Mater. En la actualidad, la diócesis tiene en total 23 seminaristas.

Finalmente, ha prestado especial cuidado en la formación permanente del clero, en los encuentros y convivencias sacerdotales, los retiros, los ejercicios espirituales y las peregrinaciones; animando a la fraternidad sacerdotal, sobre todo potenciándola en los arciprestazgos. 

El territorio diocesano ha sufrido las graves crisis económicas y sociales, tanto a raíz del crac de 2008 como la pandemia, de manera que se ha empleado a fondo para reforzar la acción caritativa y social de las Cáritas Diocesanas, renovando sus estatutos para una actuación mós eficaz, y con las tiendas de ModaRed y la creación de la empresa de inserción laboral INSERTA SLU y su programa para la promoción integral de las personas sin hogar.

La aportación especializada de los Padres Escalabrinianos, congregación cuyo carisma está enfocado en su promoción y atención, ha renovado el compromiso con la atención a personas migrantes. Y, recientemente, se ha puesto en marcha en la Diócesis de Cádiz y Ceuta la Asociación Internacional Stella Maris para atender en los puertos a los marinos y gente del mar en sus necesidades.

Ante la dolorosa pérdida que provoca el cierre de las casas de las congregaciones religiosas, ha incorporado a la Diócesis doce nuevas comunidades de congregaciones religiosas, masculinas y femeninas.

Y, finalmente, durante su obispado se ha favorecido el crecimiento y cuidado de las Hermandades y Cofradías, sus cultos y manifestaciones, y la celebración de las fiestas cristianas, muy especialmente el Corpus Christi, y la piedad popular. 

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