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El ambigú ambiguo: El suplicio

Lo fácil sería fiarse del jurado al que se nombra, teniendo buen tino en la elección, claro, y dejar a ese equipo que escuche, dialogue y consensúe

Publicado: 30/05/2022 ·
13:46
· Actualizado: 30/05/2022 · 13:46
  • Espacio que ocuparía el ambigú del Falla. -

Ya estoy yo otra vez en la barra, con la mano como ya sabéis. Hoy he llegado antes porque, total, el popurrí de esta gente ya lo escuché en clasificatorias. Este es de lo que dicen algunos que hay que escucharlo más veces. Y yo que me niego. Si no me entra de primera, ya no lo escucho más.

Hoy comentan los de lado que hay que cambiar el reglamento. Gran novedad. Y cada vez que lo cambian lo que aumentan son las prohibiciones. Y eso que en la mayoría de los casos las reformas estuvieron en las manos de los propios autores. En el fondo un reglamento es una herramienta de vigilancia, una manera de controlar al que juzga, dándole un patrón al que amoldarse.

Lo fácil sería fiarse del jurado al que se nombra, teniendo buen tino en la elección, claro. Y dejar a ese equipo que escuche, que dialogue, que consensúe. Como lo hace cualquier buen aficionado. Que ponga si quiere puntos a lápiz, notas de impresiones, que anote los temas cantados, que vea si están compensadas las dosis de crítica, ironía, humor, reivindicación, originalidad, musicalidad y afinación. Y punto.

Eso sí, ya digo que hay que apuntar bien en la elección. Sería fácil que quien quiera ser presidente se presentara, y los representantes legales de las agrupaciones, en votación secreta, lo eligieran. Así se hizo en 1999 o en 2000. No sé  quien fue el lumbrera que quitó ese sistema, cualquier otro sistema de los posteriores siempre dio lugar a habladurías.

Total, que dejo a estos de al lado discutiendo como sería el reglamento, qué mas cosas le añadirían, y yo pensando en cuantas le quitaría.

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