Aprender del fracaso

Sin saber muy bien sobre qué escribir, intento cerrar los ojos y que mis dedos me guíen hacia donde mi consciente hoy no vuela.

La primera palabra que aparece rápido es fracaso, pero se esfuma cual animal perseguido porque quien lo intenta nunca fracasa. La segunda que me viene a la mente es admiración, mientras sonrío porque no hay nada más fuerte que un recuerdo feliz. Fíjate cuán poderoso son estos recuerdos  que hasta Harry Potter los necesitaba para crear sus ‘patronus’.

Desde pequeños nos infunden el miedo a la palabra fracaso, cuando la realidad del fracaso es aprender de los errores para no volver a cometerlos y poder seguir intentándolo, porque si entendemos que para conseguir algo antes debemos fracasar, entonces el fracaso merecerá la pena.

Luego, mientras escribo sólo me sale sonreír y reír a carcajadas porque os juro que aunque la palabra fracaso haya sobrevolado mi consciente, mi inconsciente me aprieta y me dice que siga, que esto no ha hecho nada más que empezar.

Harta de escuchar que Barbate no tiene remedio y al final pensar en silencio que es cierto, que no tiene remedio, que somos un pueblo que choca mil y una vez contra la misma piedra sin aprender ,pero quizás sea justo eso, que los retos nacen de cosas que sabemos que puede que no tenga remedio.

Barbate necesita a su pueblo y su pueblo necesita a Barbate. Yo hoy río en silencio por todo lo vivido y por qué no, también brindo por todo lo conocido en estos meses porque no se puede hacer más con tan poco.

Ahora solo espero que el amor por Barbate del que tanto han voceado, aparezca multiplicado por una tercera parte del que yo le tengo porque así me aseguraría de que Barbate crece, que Barbate estará donde todos deseamos. Y ojalá que todas las promesas personales a los votantes no consigan cumplirlas porque entonces  nos costará el dinero y Barbate no está para eso.

Sin más, a todos vosotros y vosotras. A los problemas, soluciones.