Es digno de análisis la aparente contradicción que reflejan recientes sondeos que certifican cómo la ciudadanía española y andaluza valora de manera mayoritaria la agenda social desplegada por el Gobierno central para amortiguar los embates de la pandemia y del frenazo económico actual por una inflación desbocada, las incertidumbres internacionales y la invasión de Ucrania, y, sin embargo,este refrendo a sus políticas de la que se ha beneficiado de manera directa o indirecta un elevadísimo porcentaje de la población no tiene luego reflejo en la intención de voto al PSOE.
Pesa mucho seguramente en estos momentos el ruido de una polarización insoportable azuzada por la oposición apocalíptica que ejercen el PP y Vox, pero también, y no deberían obviarlo en Moncloa, el desgaste de decisiones muy gruesas que la ciudadanía es incapaz de digerir como los efectos indeseados de la Ley de Libertad Sexual, conocida popularmente como la Ley del sólo sí es sí, y las reformas legales de los delitos de sedición y malversación suprimidos o modificados con claros beneficios inmediatos para los condenados del Process.
No obstante, con vistas a las municipales y autonómicas del 28 mayo, en el Consejo de Ministros y en el PSOE sostienen que prevalecerá la gestión desarrollada a la imagen tóxica que la derecha política y mediática de este país proyecta del Gobierno de Pedro Sánchez. No hay temor de que los populares planteen estos comicios como un plebiscito sobre el presidente de España porque incluso esa estrategia, entienden en Ferraz, podría volvérseles en contra a los conservadores. De esta idea dio buena cuenta el pasado jueves la portavoz del Gobierno central y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, en el programa Acento Andaluz de 7 Tv Andalucía, cuando afirmó que “en la inteligencia de los andaluces está ver cómo Pedro Sánchez está con Andalucía” frente, dijo, a la única propuesta de los populares: “los socialistas son malos”.
El PSOE confía, de hecho, en que las municipales den una muestra real y no interesada o partidista del apoyo ciudadano a Pedro Sánchez y, de paso, pensando en Andalucía, cambiar la deriva decadente del PSOE andaluz y de su secretario general Juan Espadas. Confían en el liderazgo del jefe de la oposición andaluza para que el 28M se erija como un punto de inflexión para que la otrora federación más numerosa e influyente del Partido Socialista salga de la debilidad actual que confirman tanto la realidad de la mayoría absoluta del presidente Moreno Bonilla, como el rumbo desdibujado de los socialistas andaluces.