El poeta Pedro Sevilla escribía en este mismo periódico hace seis años: “La Casa Grande en un establecimiento hostelero situado en la calle Maldonado, al borde de la Peña y al lado de la iglesia de San Pedro. Goza, por tanto, de dos valiosos privilegios: una vista esplendorosa de los llanos de las huertas, del río, del horizonte que se pierde en busca de la costa, y de los sagrados compases de las campanas de la iglesia de San Pedro, que no sólo dan la hora sino que llaman a misa o doblan a muerto siguiendo los ritmos ancestrales del pueblo.
La Casa Grande está regentada por Elena Posa, una mujer que a la actividad propia de su negocio ha unido la actividad cultural desinteresada, lo que ha convertido su establecimiento en un foro cultural más de nuestra ciudad. Visitando la casa, donde el sol y la luz juegan a dibujar figuras, a decorar la cal, a estudiar geometría, se observa que los libros, los poemas, las acuarelas, las fotografías..., se han hermanado con las paredes, con las rinconeras, con los pasillos”.
En un ambiente así difícilmente alguien se puede resistir a cultivar la cultura y, en este nuevo caso, la reflexión. Elena Posa vuelve al primer plano de la actualidad con la presentación de su libro ‘Flores en el patio’, que será presentado hoy mismo en la capilla de La Misericordia como antesala de una exposición de acuarelas originales del artista Ramón Herrera, pero en este caso en el palacio del Mayorazgo.
Elena Posa nos cuenta que su libro, que ha editado la propia La Casa Grande, no es una obra divulgativa, ni siquiera “naturalista”, sino una reflexión sobre la belleza floral que encierra Arcos de la Frontera y su entorno, de ahí su título. Sin embargo, no es una obra, digamos, exclusiva de Elena Posa, pues recoge las colaboraciones de los escritores Pedro Sevilla y Pepa Caro y de la fotógrafo Estrella Serrano, así como las acuarelas de Ramón Herrera que en el número de 19 podremos contemplar en la posterior exposición.
“Es un libro sencillo y humilde que también contempla poemas clásicos de escritores como Rimbaud que nos hablan de la importancia de la naturaleza y de las flores”, nos cuenta Elena Posa, que suma que “es una pequeña joya porque es muy bonito, está muy bien maquetado... Es para tenerlo en una mesilla, saborearlo...”.
Más allá del espacio natural que envuelve a nuestra blanca ciudad, la autora ha recalado en la trascendencia social y cultural de nuestros patios, que en su sentido más tradicional suelen ser auténticos vergeles, un remanso de paz y flores, porque los patios encajan perfectamente en su libro: “Los patios están muy vivos en la historia y en las vivencias de Arcos”. “De alguna forma, hemos mirado alrededor de Arcos con un libro muy universal, porque la naturaleza y las plantas existen en todo el mundo, pero hemos llamado la atención sobre la importancia del revivir de las plantas en nuestras vidas”. Con estas hermosas palabras, a uno no le queda más remedio que anhelar la primavera.
