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La burbuja bancaria

"Las entidades bancarias que sobreviven todavía cargan sobre sus cuentas con suelos, viviendas, edificios a medio construir, que son un lastre o un cáncer..."

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En el sector bancario parece que reina el desconcierto porque el proceso de transformación resulta imparable. Al negocio financiero tradicional le está ocurriendo lo que a muchas empresas inmobiliarias en la época de la crisis del ladrillo. Hay grandes bancos que son ya poco rentables. Sus beneficios han caído en barrena. El mercado actual no acepta tanto banco, o al menos no soporta bancos con estructuras tan gigantescas para un volumen de operaciones minúsculas. En 2016 no se están concediendo ni el 15% de las hipotecas que hubo en 2005. Los bancos crecieron mucho a la par que el boom inmobiliario, así que es lógico que la crisis de la construcción les pase ahora otra nueva factura. En parte, la quiebra de muchas cajas de ahorros estuvo causada por una mala gestión y por inversiones arriesgadas en operaciones inmobiliarias que fueron un fiasco.
De los 60 bancos que existían hace dos décadas, ya sólo quedan 16; y de las caja de ahorro sólo tenemos el recuerdo y la presencia testimonial de unas cuantas.

Las entidades bancarias que sobreviven todavía cargan sobre sus cuentas con suelos, viviendas, edificios a medio construir, que son un lastre o un cáncer en sus cuentas de resultados.
Es una señal de alerta que algunos bancos hayan anunciado el cierre de oficinas y la reducción de plantilla. Es raro el poco eco que estas noticias tienen todavía entre los expertos. La crisis financiera y la digitalización de los servicios bancarios le han hecho mella a los bancos.

Curiosamente, en los datos y cifras que publican muchos bancos nos cuentan que sus saldos arrojan beneficios. ¿Qué sentido tiene entonces que reduzcan las plantillas en miles de empleados? Las empresas que son rentables no suelen destruir puestos de trabajo ni cerrar sucursales. Al contrario. La empresa que va bien protege y blinda a su principal activo, que son los trabajadores. Amancio Ortega (Inditex), que en el mundo textil ha convertido su producto en algo equivalente a la Coca-Cola en el de las bebidas, ha sido un emprendedor modélico.
El BBVA anunció el cierre futuro de 1800 oficinas en España, el Santander 450; Unicaja tiene planeados más de 1000 despidos; 4500 empleados de Bankia pasaron por un ERE. Los analistas prevén que en el 2019 habrán ido a la calle unos 17500 trabajadores de la banca, que se sumarán a los 70.000 que ya se han echado desde el año 2008.

Una de las consecuencias de este proceso es que en un periodo no muy largo veremos nuevas fusiones porque el mercado no soporta tanto banco. Quizás así resuelvan el problema de rentabilidad que tienen algunos, pero esto puede perjudicar a los consumidores si el sector se transforma en un oligopolio dominado por unos cuantos. A ver quién da el primer paso. Cuando uno de los grandes y fuertes haga la primera oferta se desatará una avanzadilla irreversible. Lo lógico será que los bancos más solventes compren a los que atraviesan situaciones financieras delicadas. En las quinielas se apunta a que el primero en ser absorbido será el Popular. El tiempo despejará la incógnita y pondrá a cada uno en su sitio.

¿Qué futuro espera a los bancos? ¿Asistiremos a otra transformación radical del modelo de banca? Ya hemos vivido una reforma que ha tenido enormes costes para los contribuyentes, que hemos aguantado las deudas acumuladas durante años por el sector.El rescate bancario supuso que las pérdidas de la banca se "socializaron" (las soportamos los contribuyentes) y en cambio las ganancias se privatizaron.

Los tiempos han cambiado. Los bancos tienen unas estructuras pensadas para los momentos de bonanza económica, que no son los actuales. Ahora, los ciudadanos y las familias, principales clientes de la banca, han aprendido la lección de la crisis e intentan sobrevivir ahorrando más de lo que gastan, y esta política no es beneficiosa para los bancos.

En otras épocas la palabra "banco"fue sinónimo de seguridad, confianza, solidez, una garantía donde invertir los ahorros; ahora ese término se asocia más con incertidumbre. En un mundo tan cambiante, la supervivencia de la banca dependerá de su capacidad de reinventarse.
                                                                                                                                 garcia-berbel@icam.es

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