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Arcos

Paco Ibáñez

" De acuerdo, señor Ibáñez. Pero ¿quién es usted para despreciar a millones de personas que viven en pueblos y ciudades gobernadas por el PP?..."

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Que estén tranquilos los Ibáñez de Arcos, que esto no va contra ellos. Ya me cuidaría yo de enemistarme con los Ibáñez, no permita Dios. Escribo del Paco Ibáñez cantante, del cantautor que encandiló con su música algunos años de nuestra dorada y ya lejana adolescencia. Paco Ibáñez cantaba a Alberti y otros poetas que entonces eran nuestra referencia de justicia y libertad vista desde la izquierda, así que le seguíamos con el corazón en vilo y el puño cerrado.

Paco Ibáñez es hoy un señor octogenario, aún activo y por muchos años, quiera Dios, pero resulta que le he leído unas declaraciones en una entrevista que me han dejado confuso, porque no esperaba yo que un hombre que ha vivido tanto, con tanta experiencia, frecuentador de la música, no haya logrado amansar su mala baba y pueda decir esto con todas las letras: “No actúo en Ayuntamientos del PP porque me dan asco”.

De acuerdo con  que él siga siendo más de izquierdas que nadie. De acuerdo con que sus canciones son una constante llamada a la liberación, la emancipación y otras palabras altisonantes que de tanto manosearlas acaban por no decir nada, por no significar nada. De acuerdo, señor Ibáñez. Pero ¿quién es usted para despreciar a millones de personas que viven en pueblos y ciudades gobernadas por el PP precisamente porque así lo han querido sus habitantes? De acuerdo: su música es de usted  y usted la canta donde quiere. Perfecto. Pero no me negará que es una cacicada, usted que ha estado toda su vida luchando contra los caciques.

Servidor, humilde articulista, escritor de ligas regionales, es mucho menos de izquierdas que usted, dónde va a parar. Pero mire por dónde voy a jugar con sus mismas armas: resulta que si usted boicotea a los Ayuntamientos del PP, yo lo voy a boicotear a usted, y no voy a ir a ninguno de sus conciertos, ni voy a oír ni uno solo de sus discos hasta que no se desdiga de ese patinazo verbal. A mí no me da asco de usted, pero hasta que no vuelva atrás sus palabras no me da la gana de escucharle.

Y ello no quita, y por eso me duele más, que yo haya disfrutado y aprendido de su música. No sólo en la adolescencia, sino en la más calmada juventud. Pero resulta que uno, aunque menos de izquierdas que usted, también tiene sus principios. Así que ¡A galopar!

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