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Arcos

La Medalla de la Milagrosa procesiona bajo muestras de fervor

Se sumaron feligreses y cofrades de distintas parroquias

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  • Participando en la procesión. -

El pasado 27 de noviembre se celebraba la advocación mariana a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Por este motivo, la asociación que lleva el nombre de esta advocación ha celebrado los cultos los días 27,28, 29 y 30 a cargo del sacerdote arcense Pedro Antonio Lozano Ramírez en la capilla de San Juan de Dios, sede de la imagen y la asociación mariana. Tras la eucaristía del pasado sábado, tuvo lugar la procesión solemne de la medalla milagrosa.


El paso es propio de la asociación, aunque los candelabros y la peana son de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Bornos. Hermandades de Arcos como Vera Cruz, Sacramental y Tres Caídas han prestado algunos enseres para la procesión. La banda de cornetas y tambores de la hermandad de las Tres Caídas de Arcos ha acompañado a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Desde hace tres años, la Medalla Milagrosa lleva una cuadrilla de costaleros, siendo portada anteriormente por mujeres  y cuyo capataz es Juan Manuel García Pajuelo.


La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el domingo 18 de Julio 1830, en París, justo en la capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a una religiosa llamada Catalina Laboure. El padre Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el relato en el proceso canónico siete años más tarde.



“A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se mostró a una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo terráqueo, con vestido blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes, de los cuales salían, en forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la tierra... También vio en la parte superior del retablo escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Las cuales palabras formaban un semicírculo que, pasando sobre la cabeza de la Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto volvióse el retablo, y en su reverso viose la letra M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María... Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar una medalla según este modelo; cuantos la llevaren puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán especial protección de la madre de Dios. E inmediatamente desapareció la visión”.


Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a las miles que existen en las casas religiosas.

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