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Paquirri, un marinero que hizo la mili y que toreó en el Cuartel de Instrucción

Toreó en la plaza de los Maizales, ubicada donde hoy día está la Junta de Deportes.

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  • Página conmemorativa de la muerte del torero publicada por la Comisión Cultural del CIM. -
  • El torero barbateño realizó el servicio militar entre enero y junio de 1968
V einticinco años después de su muerte, la figura de Paquirri sigue despertando la curiosidad de propios y extraños. En plena actualidad por el análisis que de su persona realizan medios de comunicación de todo tipo, existen, sin embargo, aspectos de la vida del barbateño que son aún hoy desconocidos. Es el caso de su paso por el Cuartel de Instrucción de San Fernando, donde realizó su servicio militar, inscrito en la 5ª Brigada, entre los meses de enero y junio de 1968. Durante este periodo, y como no podía ser de otra forma, Paquirri continuó con su prometedora carrera como torero, siguiendo así la estela de otros ilustres matadores que realizaron su servicio militar en la ciudad, como fue el caso de Francisco Ruiz Miguel o Antonio Borrero (Chamaco Jr.). Era aquel un momento clave en su carrera , puesto que aunque Paquirri había tomado su alternativa tan sólo dos años antes, estaba ya confirmando su estatus de estrella del toreo.

El festejo de los maizales


Sin lugar a dudas, el episodio más significativo de la estancia del joven Paquirri en San Fernando aconteció el 13 de junio de 1968, cuando el propio Paquirri y su hermano Riverita lidiaron tres novillos en la antigua plaza de los Maizales, sita en la actual Junta de Educación Física y Deportes. Allí, con lleno hasta la bandera y ante un público entregado, los hermanos Rivera cosecharon un éxito sin paliativos, que culminó con la obtención para ambos de orejas y rabo y el reconocimiento de los asistentes, que acabaron portando a hombros a los matadores. Aquella corrida, a la que asistió desde el palco presidencial el padre de los Rivera, supuso cierto beneficio para la tropa, ya que la carne de uno de los novillos fue regalada para consumo de los marineros del cuartel isleño.

Y es que además de su calidad como torero, los cronistas de la estancia isleña de Paquirri destacan algunos aspectos de su personalidad, la propia de un hombre solidario y dispuesto siempre a echar una mano. A ello se refiere el oficial de Arsenales Joaquín Quijano Párraga, que en 1984 relataba en la revista Bitácora -editada en el propio Cuartel de Instrucción- la siguiente anécdota. “Por mi vinculación a la Sociedad de Afanas he intervenido todos los años en la organización de estos Festivales y he tenido la oportunidad de tratar con los toreros que en ellos actuaban. (...) No podemos olvidar, muy especialmente, el segundo de estos festivales en el que intervino el torero de Barbate. Aquella tarde, bajo una lluvia torrencial y con el ruedo convertido en un auténtico barrizal, los toreros se jugaban el tipo luchando contra los elementos. Todos estuvieron de acuerdo: suspender era una ruina para Afanas y los disminuidos no se merecían aquello”.

Un recuerdo imborrable

De estas palabras se deduce el retrato de un Paquirri que durante su estancia en la ciudad encontró tiempo para colaborar en beneficio de los sectores desfavorecidos, para continuar con su fulgurante carrera y, sobre todo, para dejar una huella imborrable en la memoria de aquellos que compartieron con él su formación militar. Tanto es así, que con ocasión de su prematura muerte acontecida en Pozoblanco el 26 de septiembre de 1984, la comisión cultural del cuartel le dedicó unas elogiosas palabras, entre las que destacaba sobremanera la sentencia final. “Aunque han pasado dieciséis años, en la noche que murió Paquirri, el Cuartel de Instrucción perdió algo suyo”.

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