Llegan el momento de la gran logística de las emociones y la sonrisa 24 horas, hasta el día de la rebaja final. Para ser tildados de orgullosos, soberbios y vagos, la realidad de nuestro carácter meridional demuestra otra cosa. Hemos construido una sociedad de servicios muy servicial. Desde aquí todos los respetos y agradecimiento para los mártires del sector terciario que se desvelan por las más felices fiestas ajenas. También tienen familia y concilian con malabarismos los repartidores al borde de la multa, las dependientas de amabilidad con dolor de piernas, los camareros volanderos, todo el personal de atención al público con buena cara.
En especial, los miembros de las fuerzas de seguridad, la policía montada de los atascos y la guardia civil de tráfico con accidentes bajo cero. Los voluntarios de la caridad. Qué me dicen del personal sanitario y los servicios de urgencias infartables, o del cuñado especialista en ibéricos, mutilado por obra y desgracia de cuchillo jamonero. Para todos ellos y para usted deseo todo lo mejor. Que no escuezan las ausencias, sea tolerante con las políticas tóxicas y las etílicas. Disfrute del amor, la paz y la felicidad que todavía le queda.
Nos vemos a la vuelta de reyes si no los han destronado. Carpe Diem y tregua. En 2020 volveremos a la carga, espero.